8. Lotería

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Pablo es un niño que desde que puede recordar sueña que es parte de todas las notas y todos los acordes, de todos los instrumentos habidos y por haber, y que esos exquisitos sonidos llegan a la vida de millones de personas y algunas veces les cambian la vida a unos cuantos, así como la música le cambió la vida a él cuando tenía apenas cuatro años de edad y pasó de la mano de su abuelo por la escuela de música de Mérida, en donde se cuentan hazañas increíbles de músicos que han trascendido las barreras del tiempo y de espacio con las obras de arte que dejaron antes de morir.

Y es precisamente por la música que ahora a sus doce años de edad le encanta vivir en el corazón de Yucatán, porque en esta blanca ciudad la música no se acaba, por más que el tiempo cambie y avance, no hay manera de perderse la jarana, toda la trova, todos los boleros y las poesías musicalizadas que iluminan la vida de las personas que prestan atención a las palabras y a los ritmos.

⸺ No te distraigas, Pablo; necesito que llegues a la casa temprano⸺ le dice su mamá con el semblante serio y la voz lineal. Ya lo conoce muy bien, sabe que puede pasar horas enteras en la plaza principal para después caminar a las placitas aledañas y contemplar las presentaciones que se llevan a cabo.

⸺ Sí, llego temprano, me voy a regresar por el camino corto, para no tener que ir a la plaza⸺ le da una sonrisa gigante a su mamá, sintiéndose satisfecho con la solución y esperando que la adulta también se sienta así, y en efecto, responde a su sonrisa y asiente.

⸺ Bien, de todos modos, ya casi es el festival, así que hay que cuidar del abuelo para que podamos ir los tres, ¿sí?

⸺ Sí, mamá⸺ hay una nube algo nublada en los ojos de ambos al recordar que se tienen que esforzar más para ayudar al abuelo, ya que ninguno de los dos quiere hablar de ese tema a profundidad. No imaginan qué será de ellos sin la compañía del abuelo todos los días, de todas sus historias de su juventud traídas a colación cada vez que observa los instrumentos en la sala y en su cuarto, todas las tardes que han pasado Pablito aprendiendo a tocar nuevos instrumentos, y su mamá y abuelo ayudandole y enseñándole con paciencia infinita. Es algo muy difícil de visualizar, pero están dispuestos a dar absolutamente todo de ellos para que el abuelo mejore por un buen tiempo a su lado.

Va a la cocina, donde ya está ahí el abuelo, silbando una melodía que Pablo reconoce al instante y lo saluda cantando la parte de la canción que sigue. El adulto se sostiene de la andadera y da media vuelta para sonreírle a su nieto.

⸺ ¿Cómo amaneciste, abuelo?⸺ pregunta el niño acercándose más para darle un beso en la mejilla.

⸺Creo que hoy es un buen día. Me estoy haciendo a la idea de la cita con el doctor⸺ el abuelo odia ir con los médicos, siempre hace la broma de que un día va a salir corriendo, pero ahora eso sabe agridulce.

⸺ Voy a llegar temprano para que nos vayamos juntos⸺ Pablo promete y el abuelo ensancha la sonrisa.

⸺ Entonces te espero, hijo⸺ sus ojos rebosan de ternura, amor y orgullo, pero finge una tos para deshacer el nudo en la garganta que comenzó a crecer hace escasos segundos. 

El niño se despide de su abuelo y de su madre para salir trotando a la calle, tomando dirección a la escuela. Se encuentra con un par de amigos y caminan juntos sin perder el paso mientras conversan acerca de varias cosas y a la vez de ninguna, distrayéndose con todo lo que les rodea y con quienes les saludan desde las ventanas o desde los locales que abren temprano.

El día pasa de manera rápida, cada hora ha sido como un abrir y cerrar de ojos para Pablo, pues no quiere saber lo que los médicos tienen por decir acerca del estado de salud de su abuelo. La última vez que fueron al médico, su madre salió del consultorio con los ojos húmedos y su abuelo con una sonrisa acartonada y los ojos inundados de preocupación, que ambos disimularon con una invitación a comer unos sorbetes. Ahora espera que no sean malas noticias, o por lo menos que no sean peores. Y se repite una y otra vez que su abuelo lo tiene que ver animado, tiene que ver la chispa que reside en el pequeño, toda esa pasión que se desborda con cada acción de Pablo, todo para que el abuelo no sienta que se le va la vida a pasos agigantados.

Juegos en el ombligo de la lunaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin