Capitulo Cuatro - La vuelta a casa

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Esto ya no era normal, pasaron poco mas de 40 minutos desde que Exequiel había entrado al baño, el mas bajo no era de aquellos que se baña en 5 minutos, pero tampoco se pasaba mas de media hora en el baño, y eso le resultaba extraño.
Aún así, no quería interrumpirlo, a lo mejor hoy se estaba tomando su tiempo, además, ya bastante lo había incomodado él.

Bajó a la cocina en busqueda de su camperón, con el que había llegado a la casa de su amigo, una vez lo encontró, lo tomó para abrigarse, listo para salir.
Si bien la lluvia habia frenado, la temperatura baja y el frío seguían presentes, y lo que menos quería ahora era enfermarse.

-¿Ya te vas?

Escuchó esa voz desde sus espaldas, giró su cabeza viendo al mas bajo con cierta mirada de lastima hacia él y con un short negro puesto.
No pudo evitar desviar su mirada al pecho desnudo de Exequiel, ese que tanto gozaba al ver en los vestuarios.
Ademas de eso, veía el pelo desordenado en su cabeza, mojado y que de vez en cuando, dejaba caer una gota de agua.

Sonrió sin darse cuenta, y eso hizo que Zeballos, sonriera, y la sonrisa de Zeballos lo hizo sonreír aún mas, era un bucle sin fin de sonrisas.

-Si, ya no te rompo mas los huevos, te dejo dormir que mañana entrenamos

Buscó una excusa rapida, inventó la del sueño, aunque capaz tenía razón

-Son las 3 de la tarde, Luisito

Se abofeteó mentalmente, el mas bajó tenía razón, y ahora no se le ocurría que decir, mentir nunca fue su fuerte.

-Si es por lo de antes no le des bola eh -Habló de nuevo el santiagueño, con una risita un poco nerviosa y cierto sonrojo en su cara-

Luis terminó cediendo, con sus dudas, a quedarse un tiempo mas en la casa de su amigo, con la condición de que el otro le prepare unos mates.
Obviamente lo unico que hizo el mas bajo fue poner el agua, y quien realmente terminó cebando el mate fue el Santafesino.

La tarde pasó y cuando se hicieron cerca de las 8 de la noche, Vazquez, esta vez si, regresó a su casa, ya que debían descansar para el entrenamiento de mañana.

Al irse, Vazquez se sintió cansado de repente, vacío, sin ganas de hacer nada, solo de dormirse rapidamente para mañana poder ver a Exequiel nuevamente.

Por el otro lado, Zeballos no logró dormir en toda la noche, siempre que lo intentaba, despertaba frustrado, al sentir esa rafaga de viento que tanto frío le daba.
"Si me estuvieran abrazando esto no pasaría" pensaba muy dentro de sí.

𝐄𝐥 𝟑𝟖 𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐜𝐚𝐫𝐠𝐚𝐝𝐨 - 𝐙𝐞𝐛𝐚𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐗 𝐕𝐚𝐳𝐪𝐮𝐞𝐳जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें