◇ 《Blaire》 ◇ - TVD / TO

D I E C I S E I S; La vida es cruel

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—¿Donde estoy?—murmuró la desorientada rubia de ojos Azul verde. Observo a su alrededor parecía estar en el cementerio.—¿Que es esto?

—El pateon hija—hablo su madre soprediendola. Esta se giro y vio a su madre. La sheriff Forbes parada frente a ella.

—Yo estaba en la colina con...—Su madre la silencio. La tomo de los hombros y juntas miraron  una tumba. La lápida no tenía nombre.—Vez eso—señalo su madre. La rubia asintió—Muchos dicen que después de la muerte no hay nada,  pero no es cierto, a pesar de lo complicada que halla sido nuestra vida aún después de la muerte hay rocas por ende  no es tan fácil llegar al otro lado.

—¿Porque?

—Sabes sin obstáculos todos conseguirían La Paz y no tendría sentido cariño—hablo la Sheriff—Son nuestro seres queridos quienes nos ayudan en esa misión , de al fin dejarnos ir.

—Crees que sea cierto—medito la rubia pensando en aquello mirando la Lapida.

—Lo es en la medida que tu creas que es—le respondió.

Escucharon un par de risas traviesas. Carolina giro su cabeza de una lado a otro buscándola hasta que detrás de ella y su madre las vio. Dos niñas, una rubia y otra castaña. Las dos con sus vestidos de fiesta. La primera con un vestido blanco la segunda con un vestido palo de rosa se veían tan adorables con su varitas brillosas.

—¡Yo llegaré primero!—Grito una de  las pequeñas corriendo con una brillante sonrisa hacia la chica. Caroline se quedó paralizada. Cuando la pequeña rubia la abrazo. Seguido vino la otra niña.

—Ser madre es uno de los mejores bendiciones del mundo Caroline. No lo olvides.

—¿De que hablas?

Cuando la rubia se giro su madre ya no estaba. Cuidadosamente se soltó de las niñas que aun reían. La busco con la mirada. Pero ella no estaba. Se desesperó. Las niñas dejaron las varitas brillantes a juego con su vestido al pie de la lápida.

—¿Que hacen?—cuestiono la rubia. Vio aquellas varitas de juguete. Y por ende visualizo algo en la lápida que la dejo tiesa. Su corazón se partió en miles de pedazos. Se sintió herida. Eso no era verdad. Nunca lo fue.

¡Estaba soñando!

—La vida es cruel y a partir de eso hay que saber enfrentarla—le dijo la niña de cabello castaño posando un mano en su hombro—No todo es color de rosa, tan solo en esta ocasión  es mi vestido.

Y sonrió macabramente.

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Elizabeth Forbes

Amada madre

—¡No! ¡Mama!—lloriqueo la chica cuando la lapida que estaba vacía decía el nombre de su madre—¡No! ¡Mamá! ¡Por favor no.....!

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Evidentemente no todos las personas  que apreciaba a su alrededor siguen vivas. Todo empezó con tan solo su existencia. Cuando los Salvatore no pudieron hacer el mínimo esfuerzo en alejarse de ella. Fueron ellos quienes guiaron al mal de todos sus males hacia ella. Sin tan sólo ellos no hubieran sido egoístas con su tóxico amor...