Un orgasmo.
Una taza vacía en la repisa de la ventana.
Un cigarro y dos cajas vacías.
Una es yo.
La otra un paquete de Marlboro Gold.
Una lágrima.
Una mente quemada.
Las mentiras más bonitas.
La juventud malgastada.
Un respiro con palabras no inspiradas y huecas.
Un chillido.
Una poesía horrible.
Euforia regalada a los dramas de la cursiva.
Un sentimiento no sentido.
Un espejo que no refleja.
Yo.
Un siempre jamás,
donde el jamás predomina.
Y la muerte nace antes que el nacimiento
en sí.
Porque si consigo dormir
por la mañana me despertaré
con la garganta rota y la mente seca
...
Otra vez
...
Y entonces, por la mañana, sentiré
diferentes tonos de azul
pero sé que seguiré muerto.
Muerto.
Muerto.
Muerto.