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Todas las miradas estaban dirigidas a mi, me sentía abrumada, más aún no sabiendo la situación en que me encontraba.

"Entonces ella es su omega destinada, no me sorprende que la amante sea una beta"

"Incluso ví que tiene hijos, seguro fueron hechos producto a una infidelidad"

"Mientras la omega esperaba en su casa, esta beta se estuvo acostado todo este tiempo con su pareja, que asco"

¿Por que me estaban juzgando cuando ni siquiera saben como son las cosas en realidad? Que rápido cambia la gente, apenas hace unos días atrás estos mismos clientes estaban diciendo de lo lindo que eran mis hijos y ahora solo los ven con asco.

-POR FAVOR ALÉJATE DE ÉL, DESAPARECE JUNTO CON TUS HIJOS DE NUESTRAS VIDAS- sus lágrimas no dejaban de salir -DÉJAME SER FELIZ JUNTO A RINDOU-

-¿Con que derecho vienes a mi cafetería hacer un alboroto?- camine hacía ella quedando a centímetros de ella -largate-

-Incluso puedo oler su olor en tí cuando a mi ni siquiera me marca- había bajado su tono de voz, pero aún así sus lágrimas no dejaban de salír -solo aléjate-

-Yo no buscó a Rindou, el viene a mi, conmigo no tienes nada de que hablar, si dices que él es tu "pareja" reclamale a Rindou- dije -Oh, por cierto hay una conexión que nunca podrás romper y es que el junto a su hermano es padre de mis hijos, ahora vete-

-Tienes razón, lo único que los conecta son esos mocosos- su mirada de "víctima de una infidelidad" cambio por una de odio, se inclinó acercándose a mi oreja y susurró -Haré desaparecer a esos bastardos- lentamente camino hacía la salida.

Antes que pudiera llegar empuje su cuerpo bruscamente hacía la puerta, los vidrios de las ventanas temblaron y solo pude escuchar varios gritos de asombro.

Me acerque a su cuerpo y agarre su cabello con fuerza haciéndo que me mire directamente a los ojos, pude ver que de su nariz salía sangre.

-No me peleó por Rindou, jamás me pelearía por un hombre, te advierto maldita loca tocas un solo cabello a mis hijos y yo misma te haré desaparecer de esta tierra- al igual que ella mis ojos también demostraban odio -Y bastarda será tu madre, malparida-

-Por favor jefa dejala, los niños están viendo- una de mis trabajadoras de confíanza se acercó a mi.

Me separe de ella por que no quería que los mellizos me vean pelear, no quería asustarlos más de lo que ya estaban,  ya habían tenido suficiente.

-Te juro que estás muerta- dijo ella entre dientes saliendo de la cafetería.

Después que ella se fue varios clientes salieron, seguro nunca más volverían, tenía miedo que la cafetería tenga una mala reputación después del escándalo que esa loca había hecho, estaba arruinando el duro trabajo que por dos años construimos con Kazutora.

-¿Jefa, esta bien? Si usted gusta puede descansar un rato mientras yo cuido a los mellizos-  la misma chica que me hizo entrar en razón para soltar a la loca, me habló.

-Gracias Giselle, pero estoy bien, iré a la sala de descanso con Riku y Reiko ¿Puedes hacerte cargo de la cafetería?- pregunté, ella asintió con la cabeza.

Cargue a los mellizos y camine hasta la sala de descanso, a pesar del escándalo y todos los gritos que hubo no lloraron, pero se que tenían miedo.

Kazutora seguro hoy llegaría en la madruga y cansado, tenía que buscar las palabras adecuadas para decirle sobre lo que había sucedió, habíamos perdido a varios clientes, aunque sinceramente no quería decirle nada no quería que se preocupará, aún así el también es dueño de esta cafetería y debe saberlo.

𝐒𝐎𝐘 𝐁𝐄𝐓𝐀 | 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora