01 | "¡Larga vida al sultán Mehmed!"

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Palacio de Edirne, Imperio Otomano.

A pasos rápidos y un poco torpes Bülbul Aga, recorría el palacio con la intención de llegar lo más pronto posible al harén

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A pasos rápidos y un poco torpes Bülbul Aga, recorría el palacio con la intención de llegar lo más pronto posible al harén. Era muy temprano cuando la gran noticia se dió a conocer, y aún la Valide Hatun no estaba enterada. Toda la noche le rezó a Dios para que la conquista que Mehmed planeaba ejecutar fuese victoriosa.

Y así lo fue.

Las mujeres se encontraban fascinadas escuchando lo que la Valide Hatun Despina, les contaba, posiblemente hablando maravillas de su hijastro.

—¡Es un hecho! ¡Es un hecho! ¡El sultán Mehmed ha conquistado Constantinopla!— anunció Bülbul Aga con los brazos extendidos al aire como muestra de agradecimiento a Allah

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—¡Es un hecho! ¡Es un hecho! ¡El sultán Mehmed ha conquistado Constantinopla!— anunció Bülbul Aga con los brazos extendidos al aire como muestra de agradecimiento a Allah. —Valide Hatun— reverenció cuando se encontró frente a ella.

—Gracias a Dios, ¿Mi Mehmed está bien?— suspiró aferrándose al rosario entre sus manos.
Mara Branković, era hija del déspota serbio, Durad Branković. Había entrado al harén al igual las demás concubinas principales del Sultán Murad, como parte de un tratado para mostrar fidelidad al sultán adoptando así el nombre de Despina. Sin importar su juventud y belleza, no logró llamar su atención como lo hizo su consorte principal Hatice Halime Hatun. Sin embargo su relación con la madre de Mehmed, Hüma Hatun, era íntima, llegándose a tratar como hermanas. Despina crió a Mehmed como hijo suyo cuando ocurrió aquel fatídico accidente que marcaría de por vida la vida de Mehmed.

Desde ese momento Despina, decidió no olvidar sus ideales, sus orígenes, y su pasado. Practicaba aún el cristianismo ortodoxo, pedía que le llamaran por su nombre original, Mara, y esperó con ansias el momento que Mehmed ascendiera al trono para volver a Serbia. No obstante, esto no fue concedido por Mehmed, pues había estrechado un lazo tan fuerte con la que llamaba su madre, que era para él imposible dejarla ir.

—En perfecto estado, mi Valide— sonrió.

—Yo sabía que mi hermano conseguiría esa victoria, su rudeza no sólo la lleva en su apariencia, también la lleva en su alma.— Fatma,

—Lo sé Fatma Hatun, nuestro sultán es un hombre fuerte, no solo físicamente, sino también en espíritu.— una pequeña curva se formó en el rostro de la Valide.— Bülbul, organiza una fiesta de bienvenida para nuestro Sultán, realiza todos los preparativos ahora, decoración, comida, obsequios, etcétera.Todas ustedes irán a los baños a prepararse para esta noche, una de ustedes, la mejor, dormirá hoy con nuestro sultán.

𝐏𝐄𝐑𝐓𝐄𝐕𝐍𝐈𝐘𝐀𝐋 ©Where stories live. Discover now