11 | Malas noticias

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Harén, Palacio de Edirne, Imperio Otomano.

Las grandes puertas del harén de Edirne se abrieron, mostrando a una radiante Pertevniyal, a la que en cuanto todas las mujeres voltearon a ver, comenzaron a murmurar entre ellas. Y no era para menos, aquella hermosa rumana de ojos azules había estado tres días en los aposentos del sultán.

La sonrisa de Pertevniyal se esvaneció cuando visualizó el rostro serio de Hatice que se mantenía sentada en los cojines de la parte más alejada del harén.

La sonrisa de Pertevniyal se esvaneció cuando visualizó el rostro serio de Hatice que se mantenía sentada en los cojines de la parte más alejada del harén

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Donde ella estuvo todo este tiempo.

—Mara has vuelto... Pensé que ahora te mudarías a los aposentos del sultán.— su voz sonó extraña.

—Hatice como crees, no es lo que tú piensas, recuerda que es parte de nuestro plan.— Mara se justificó.

Maldición.

Todos estos días que estuvo bajo los cuidados de Mehmed, había terminado de desarrollar ese sentimiento que había comenzado a formarse poco a poco, y que ahora sabía que era amor. Sin embargo había tirado por la borda todo lo que había planeado con Hatice, y por ende le había traicionado para entregarse a Mehmed.

¿Era una estúpida?

—¿O sea que no te acostaste con el sultán ninguno de los tres días que pasaste en sus aposentos?— atacó levantándose para enfrentarla.

—¿A qué vienen tus preguntas?

A que sinceramente estoy dudando de tu palabra Mara. Cuando te conocí, supe de inmediato que ambas teníamos la misma sed de venganza, pero parece que te estás convirtiendo en una de éstas...— señaló a las demás chicas del harén.

—Te prometí vengarme de ese desgraciado y lo voy a hacer. Mehmed va a pagar todas las muertes de inocentes que ocasionaron sus guerras, merece ser castigado de la peor forma posible, Mehmed tiene que pagar.

Dios, que estaba diciendo.

—Eso quería escuchar... ¡Esa es mi Mara!

Pertevniyal...

Un grupo de jóvenes se acercaron emocionadas hacia la nueva gözde del sultán, éstas reflejaban mucha curiosidad en sus rostros, y no era para menos, deseaban saber que había ocurrido durante esos tres días, que el sultán había descuidado sus obligaciones para cuidar de una simple esclava.

Un grupo de jóvenes se acercaron emocionadas hacia la nueva gözde del sultán, éstas reflejaban mucha curiosidad en sus rostros, y no era para menos, deseaban saber que había ocurrido durante esos tres días, que el sultán había descuidado sus oblig...

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𝐏𝐄𝐑𝐓𝐄𝐕𝐍𝐈𝐘𝐀𝐋 ©Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum