02 | Bastardo

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Hanamm del Palacio de Edirne, Imperio Otomano.

Las nuevas esclavas se mantenían cabizbajas, algunas aún sollozaban sin poder asimilar la nueva vida que les tocaría enfrentar, mientras otras pensaban en las posibilidades de tener más valor y poder simplemente dando un príncipe al sultán

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Las nuevas esclavas se mantenían cabizbajas, algunas aún sollozaban sin poder asimilar la nueva vida que les tocaría enfrentar, mientras otras pensaban en las posibilidades de tener más valor y poder simplemente dando un príncipe al sultán. Nigar Kalfa les había instruido dándoles una pequeña charla sobre los beneficios que podrían obtener si usaban correctamente su inteligencia en un lugar como éste... El Imperio se enriquecía cada vez más, y el Sultán Mehmed aumentaba su poder en el mundo entero, realizando campañas, y conquistando grandes tierras y valiosos terrenos.

Eso sólo significaba una cosa.

Riqueza y poder para la futura Valide Hatun.

El puesto que todas las muchachas del harén anhelaban, y que sólo se llegaba a alcanzar con milagro de Allah.

Ah, y un príncipe.

—¡Es hora de salir muchachas! ¡El sultán tomará un baño!— anunció Emetullah Hatun. —¡Rápido muchachas, llegará en segundos!

Todas se apuraron en salir amontonándose en la puerta del hanamm, mientras que rápidamente Emetullah Hatun las dirigía al harén. Por desgracia de la pelinegra, se quedó completamente sola en ese lugar con unas cuantas velas encendidas que a penas le dejaban visualizar el lugar, sin embargo eso era lo que menos le importaba, se sentía muerta en vida, decepcionada, molesta consigo misma por lo lograr cumplir la voluntad de su padre y ahora le pertenecía al asesino de su familia.

Tomó la taza de agus entre sus manos y se la echó sin ganas en su cabeza, su rostro se mantenía inexpresivo, y sus ojos enrojecidos cargaban con todo el dolor que había estado arrastrando hasta ahora.

—Estoy consciente de que merecía un buen recibimiento, pero no pensé que fuese un... perfecto recibimiento.

Una figura masculina apareció detrás de ella, y por inercia, no pudo evitar mirarlo de pies a cabeza; un cuerpo muy bien trabajado, fornido y muy atractivo que cubría su completa desnudez con una diminuta toalla blanca, se encontraba cruzado de brazos frente a ella, estaba todo mojado, posiblemente estuvo compartiendo el baño con ella y por estar perdida en sus pensamientos, no se dió cuenta.

—¿Te gusta lo que ves?— sus labios se entreabrieron cuando descubrió a quién le pertenecía ese fenomenal físico.

El guerrero de aquellos fascinantes ojos azules.

—¿Qué hace usted aquí?— se levantó con la intención de enfrentarlo si es necesario, sin soltar la taza de entre sus manos.

—¿Qué hago aquí? Estoy cansado y quiero bañarme. ¿No es obvio?— rodó los ojos con fastidio, sin embargo no quitaba la vista de la mujer amenazante.

—Sí el Sultán se entera que está aquí, le cortará la cabeza— la muchacha sonrió.

El hombre soltó una ruidosa carcajada mientras se acercaba a la pelinegra, que retrocedía lentamente a cada paso. El contacto visual entre ambos era intenso, las emociones variaban conforme el espacio entre ellos se acababa. Chocando con la pared, Mara soltó una apenas audible maldición y colocó la taza entre ellos con la finalidad de que sus cuerpos no se rozaran.

𝐏𝐄𝐑𝐓𝐄𝐕𝐍𝐈𝐘𝐀𝐋 ©Where stories live. Discover now