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Abu Dabi.
Nina paseaba por la playa, habían tenido el tiempo de visitarla. Llevaba un vestido largo y suelto en color amarillo, sus lentes de sol tipo gato, y sus sandalias.
Observaba la playa, el sitio le trasmitía calma. Un hombre se le acercó.
—Hola, te vi sola. Quería invitarte a sentarte conmigo. Eres muy bonita.—hablo en árabe el hombre, Nina miro al hombre con el ceño fruncido, había entendido cada palabra.
—Я не говорю по-арабски, извините (No habló árabe, lo siento.)—se hizo la tonta hablando ruso, el hombre abrió sus ojos y se fue no entendiendo ninguna palabra.—Que extraño.—hizo una mueca viendo hacia donde se fue el hombre. Camino hacia Tej y Roman los cuales se reían de ella.
—¿Tú nuevo enamorado?—bromeo Roman.
Nina rodó sus ojos.
—Que gracioso.—se sentó lado a Roman.—Fue verdaderamente incómodo.
—Supongo, la cara del hombre fue épica.—ríen los dos amigos.—¿Que le dijiste? ¿Que lo ahogarías?
—No, no lo hice.—gruñó la rusa.—Le dije que no sabía hablar Arabe. En ruso.
—Pudo haber comprado para ti un hotel, frente a esta hermosa playa.—Tej le dio la razón a Roman.
—Odio aquí, hay mucho sol.—se quejó.
—Hay más calor de lo que pensé aquí.—hablo dejando de lado aquella plática.
—Estamos en el desierto, es claro qué hay más calor.
—Yo no estoy hablando de eso.—Tej y Nina voltearon hacia donde Roman veía, la chica miró a los dos hombre como incredulidad.
—Esa, es una mujer por la cual vale la pena saltar de un avión.
—Ni siquiera lo pienses, yo ya la pedí. Sabes que la vi antes.—Roman decía.
—¿En serio dijiste "la pedí"? ¿que? ¿Estás en cuarto grado?—reclamo.—No es un mercado libre.
—¿De que estás hablando? Olvídala.
—Piedra, papel o tijera por ella.
—¿Es en serio lo que hacen?—cuestionó la rusa con incredulidad.—Que vergüenza.
Todos comenzaron a reír, haciendo que el rostro de Nina se transforme en una pequeña sonrisa.
—Ya tienen cara de mandilones, la están asechando.
—Yo intente pedir a Ramsey, hace dos años.—un hombre moreno apareció, Nina alzó su cejas.
—¿Quien es este?—Nina miró al hombre con una mueca.
—Sus rodillas, mis pelotas. No quieren hacer eso.—ríe, el equipo se ve con una mueca.—¡Hey Ramsey!
