Tiene que saberlo

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Era la segunda semana en Tour, dentro de pocos días el tour iría a Latinoamérica. Por el momento Jennie había estado acompañando a su esposa en 5 de sus 10 conciertos. Había disminuido sus horas de trabajo, adelantó su trabajo para los estudios que comenzaba, quería acompañar a su esposa a algunas de sus presentaciones. Tendría que pedir permiso en la universidad y tomar vacaciones en su trabajo. No quería dejar sola a Lisa tanto tiempo.

Durante las presentaciones a las que había ido, habían tenido muchos encuentros, el equipo técnico, algunos bailarines, hasta el propio Teddy las encontró en situaciones intensas.
No perdían el tiempo cuando se veían.

-Nini, amor, ya llegué- Lisa entraba a su casa, había vuelto de una presentación.

-Mi amoooor- gritó Jennie y corría para encontrarse con su esposa.

-Mi cielo, te extrañé- Lisa recibía a Jennie quien saltó enrollando sus piernas en las caderas de su mujer.

-Yo más- Se besaron tiernamente- ya está lista la cena mi amor.

-He traído un vino delicioso mi vida- se agacho a cómo pudo aún con Jennie en brazos y tomó el vino para luego caminar hacia el comedor.

-Me encanta- sonrió Jennie bajándose de su esposa y sirviendo la cena.

-¿Qué tal ha estado el trabajo amor?

-Muy bien, hoy atendimos a varios niños, resulta que en una escuela no se percataron de que los alimentos no estaban en buen estado- continuó sirviendo y Lisa tomó unas copas después de lavarse las manos.

-Que inconscientes, cómo es posible que no se den cuenta de lo que están sirviendo- Lisa dejó un beso en la mejilla de su esposa y se sentó.

-Lo sé, algunos resultaron con una infección estomacal, otros con vomito, dolores de cabeza, pobres niños, aunque había algunos que no dejaban de molestar.

-¿qué hacían?- cuestionó sonriendo.
-Uno le quitó sus lentes al doctor Sehun, el pobre hombre no podía ver, Yeri y otras enfermeras corretearon al pequeño travieso hasta debajo de las camillas- Lisa reía imaginándose al doctor o las enfermeras siguiendo al niño por todo urgencias- otro pequeño tiró el medicamento y por último uno me pidió matrimonio.

-¿Qué?- Lisa se puso seria y antes de que Jennie tomara por fin su asiento, la jaló y la sentó sobre su regazo.

-Yo le he dicho que estoy casada- sonrió y picó con un dedo la nariz de su mujer.

-Exacto, eres mía, sólo mía- sus sonrisas eran únicas, se miraban con tanto amor- Te amo.

-Te amo más- besó sus labios- es hora de cenar cariño.

-Aliméntame- abrió la boca.
-Eres una bebé.

-Sí, soy tu bebé- le mostró la lengua y Jennie la besó.

-Ok, mi Bebé, come- le acercó un poco del arroz y los guisados que preparó- Lisa rápido acercó su boca y probó la comida.

-mmm... amor está delicioso- dijo con comida en la boca y Jennie rodó los ojos.

-No seas marrana amor- soltó una hermosa risa.

-Lo siento amor- hizo un puchero- es que en verdad está deliciosa.

-Que bueno que te ha gustado cariño.
Continuaron comiendo compartiendo sus platos. Al terminar Lisa le pidió ser ella quien lavara los platos. Jennie la esperaba en el sofá con una copa de vino.

-Listo - Jennie se puso de pie y Lisa se acomodó en el sofá extendiendo sus piernas y separándolas para recibir a su esposa.

-Es el sofá más cómodo del mundo- dijo moviéndose tiernamente sobre Lisa.

Mi descontrol y equilibro Where stories live. Discover now