Si claro las hormonas

5.8K 458 42
                                    

8vo mes de embarazo
-¡Lisa! ¡Lisa! Aah ¡Lisa! ¡Muévete para allá me aplastas!

-Mmjm- se quejó Lisa.

-Amor, me encanta que estés dentro mío pero ahora tu bebé y yo necesitamos nuestro espacio.

-Perdona- murmuró en respuesta y se quitó de encima de su esposa saliéndose de su interior.

Se habían quedado dormidas haciéndolo en cuanto la pelinegra llegó de trabajar. Jennie había estado ansiosa por ver a su mujer, la necesitaba.

-Abrázame- pidió con voz chillona.

-Ven aquí- Lisa extendió su mano y jaló a su esposa abrazándola.

-Gracias amor, descansa.

No hubo respuesta, Lisa se quedó dormida.

A la mañana siguiente Jennie se despertó con una náusea extra, las tostadas con salsa no le cayeron bien la noche anterior.
Corrió al baño y pronto Lisa estaba detrás de ella recogiendo su cabello y acariciando su espalda.

-¿Has acabado Amor?- Jennie asintió limpiando su boca con su mano- pobrecita mi bebé, sufriendo nauseas aún.

-Y nuestra pequeña pulga ha dado una patada muy fuerte para que me despertara- suspiró sentándose en las piernas de Lisa quien estaba sentada sobre el retrete.

-Quizá sea un buen futbolista o simplemente es un auténtico Manoban inquieto- rió Lisa.

-O quizá tiene hambre al igual que mami Jennie- le guiñó un ojo.

-Entonces es hora de desayunar, ¿quieres que te prepare algo o deseas ir a comer a algún lugar?

-Uuhm, vamos a Mc Donald's- hizo un puchero.

-Sabes que no es necesario los pucheros mi vida, te puedo consentir con lo que quieras.

-Lo sé pero me gusta cómo me miras cuando te hablo así.

-Por ahora te daré una ducha para luego prepararnos e irnos- besó la punta de su nariz y estiró su brazo para abrir la llave de la regadera.

-¿Me quitarás la pijama?- preguntó de manera sexy.

-Déjame ver...- acarició sus piernas hasta llegar a sus glúteos encontrándose con que Jennie no tenía ropa interior- Sí, urgentemente te quitaré esto.

Terminaron obviamente desnudas dándose mimos en la ducha. Lisa estaba siendo muy empalagosa sobre todo cuando su pequeño daba muchas patadas, provocando quejas para Jennie quien sentía dolor y Lisa grititos de emoción.

-¡Lisa apresúrate que nuestro pequeño está dando patadas de tanta hambre que tenemos!- gritaba Jennie desde la puerta principal.

-Ya voy cariño sólo voy por mi teléfono.

-No hay nadie más importante que nosotros como para que esperes una llamada- Lisa llegó rápido a la puerta.

-Lo sé pero más vale prevenir- le dio un beso en los labios y salieron de casa.
Lisa abrió la puerta del auto para su mujer con una pequeña reverencia haciendo sonreír a Jennie. De camino a Mc Donald's escuchaban música. Lisa tomó la mano de Jennie y enlazó sus dedos, acercándola para dejar un sonoro beso en ésta.

-Cada día me enamoras más.

-Yo cada día pienso que no puedo estar más enamorada y me sorprendo al despertar y verte a mi lado, no puedo dejar de sentir que mi corazón casi explota.

-Somos unas cursis- rió Jennie.

-Así me tienes- suspiró Lisa- amor, ¿a qué hora tienes tu jornada hoy?

Mi descontrol y equilibro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora