Llegaron a Imladris quince días después, no a un refugio sereno, sino a una tormenta y tempestad. La totalidad de Imladris parecía un hormiguero volcado, sirvientes apurados corriendo de un lado a otro, guardias en hiper alerta, doncellas elfas retorciéndose las manos. Elladan y Elrohir, los Hijos Gemelos de Lord Elrond, pasaron rápidamente junto a ellos en el camino hacia la ciudad de los elfos, cabalgando con fuerza hacia los establos. Legolas le indicó a Tauriel que los siguiera mientras Hermione se detenía para interrogar a uno de los guardias apostados en la puerta.
"Ataque orco," gruñó el ellon, sin reconocerla y sin importarle quién era. "En tierras que pensábamos que eran seguras. Algunos están heridos. Otros están muertos. Lady Arwen está en los Salones de la Curación. Y Lady Celebrian... Lady Celebrian ha sido secuestrada".
El sonido de los cascos de los caballos retumbó, y Hermione se giró para ver a Elladan y Elrohir cabalgando de regreso, después de haber regresado a Imladris solo por nuevas monturas. Tauriel le estaba hablando rápidamente a Legolas, quien asintió con la cabeza y luego dirigió su propio caballo hacia la puerta.
Hermione sintió su corazón en la boca, pero sabía que no podía alejarse de esto. Los orcos eran criaturas crueles, burlas de la vida sin luz verdadera dentro de ellos, pero eran los más crueles de todos con los cautivos elfos porque los odiaban por ser todo lo que los orcos no eran. Se decía que los primeros orcos se crearon torturando a los elfos con hechicería oscura y los orcos todavía sentían esto en algún nivel, por lo que deseaban borrar la prueba de lo que podrían haber sido.
Hermione volvió a montar a Cornamenta y aflojó sus cuchillos en sus fundas, luego sacó su arco. Legolas se acercó y ella le lanzó una mirada que lo desafió a hacer que se quedara atrás. Él inclinó la cabeza y levantó ambas cejas en respuesta, luego asintió con la cabeza y solo dijo: "Quédate detrás de mí. Prepárate para correr si hay demasiados".
Ella tragó. "Si están en algún lugar con árboles, puedo encontrarla. Encuéntrame un árbol en el lugar de la batalla sobre el que pueda poner mis manos, y le pediré ayuda al bosque".
Legolas esbozó una sonrisa cegadora antes de ponerse serio de nuevo. "Eres brillante como las estrellas, mi amor".
"Halagos después. Rescate ahora", bromeó, girando a Cornamenta para que cabalgara en busca de Elladan y Elrohir, Tauriel y sus guardias a su alrededor. Legolas se adelantó, llamando a los Hijos de Elrond para que pudieran informarles sobre el plan de Hermione.
Los gemelos, tan parecidos que Hermione no podía distinguirlos cuando no hablaban (porque Elladan era el comandante digno y Elrohir el ingenio travieso), la rodearon y luego hicieron que sus caballos volvieran al galope, llevando a Hermione a la sitio del ataque. Antes de darse cuenta, Hermione estaba entre árboles que cantaban su angustia por la oscuridad y la corrupción del orco, y su dolor por los elfos que habían sido asesinados. Los Elfos de Imladris no eran uno con el bosque como lo eran los Elfos de Greenwood, pero seguían siendo elfos y los árboles lamentaban la pérdida de su luz.
Desmontando Cornamenta, Hermione se abrió paso con cautela entre los cuerpos apestosos de orcos muertos, charcos de sangre de orcos negros y, lo que era aún más perturbador para ella, salpicaduras de rojo élfico. Finalmente, apoyó las manos en un pino alto, cerró los ojos y envió su súplica al bosque. Los Corruptos se han llevado un elfo. ¿Donde? ¿A donde se fue ella?
Tuvo la sensación de que se estaba cayendo, y luego Hermione sintió que una negrura turbulenta se acercaba a ella, pero no era tan fuerte ni estaba tan profundamente arraigada como la sombra que una vez había plagado a Greenwood, por lo que Hermione se aferró. Imaginando que ella misma era un árbol, cavó sus raíces profundamente, frunciendo el ceño por el dolor compartido. Lo sé. Sé que duele , le dijo a los árboles que gritaban y se estremecían de asco y angustia en su mente. Necesito saber dónde están los Manchados. ¿Dónde han llevado al duende?
