Capítulo 6. Solo tú y yo.

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«Susurra contra mis labios lo que te hago sentir para que llegue ardiendo a mi garganta. Me haces pecar en mis pensamientos y querer pagarlo con mi cuerpo, con gusto cumpliría cada penitencia impuesta por ti. Sé mi diosa, mi reina, mi Cleopatra, conquístame como si fuera una zona en reclamación que en mi mente y en mi corazón yo sé perfectamente que nadie podría ser más mi dueña que tú».

Narrado por Melissa

Chloé había estado distante los últimos dos días después de enterarse de lo que realmente le ocurría a Samantha, cuando me lo contó esa tarde al llegar a casa se vio muy afectada tratando de contener la rabia y sus demonios internos, tratando de contener lo que corría por su sangre en ese momento. La llegada de Adriana también la mantenía un poco fuera de concentración, aunque ella trataba de ocultármelo lo podía notar la conocía demasiado como para no darme cuenta que su presencia en esta ciudad la perturbaba. La extrañaba, entre el trabajo y los problemas de nuestras amigas que nos mantenían en tensión no habíamos tenido intimidad estos días, así que decidí hacer algo al respecto.

—Buenos días, Jessica.

—Buenos días, señorita Lexington. Qué gusto verla.

—Igualmente Jess. Por favor, llámame Melissa. ¿Sabes si Chloé está muy ocupada hoy?

—Está revisando unos contratos internacionales, pero nada que no pueda esperar.

—Muy bien. Por favor, no me anuncies, quiero darle la sorpresa.

—Cómo guste, señorita Melissa.

Entré a su oficina la vi muy concentrada leyendo los contratos sin notar mi presencia, cuando escuchó el sonar de mis tacones levantó su mirada y me regaló esa hermosa luz de sus preciosos ojos verdes que me invadieron completa acelerando mi corazón que después de cinco años latía como un loco por ella.

—Abogada, qué placer es verla en mi oficina.

—Ya que usted, señorita Black, se niega a darme un poco de su tiempo vine a robárselo en su propio trabajo.

—Como siempre usted insiste en acosarme, a ponerme contra la espada y la pared —se intentó levantar para saludarme, pero le hice una señal con mi mano para que se quedara justo dónde estaba. Caminé hasta ella colocándome detrás de su asiento comenzando a darle unos masajes en sus hombros con mis manos.

—Discúlpeme, señorita Black, es que no me resisto a querer saber siempre todo sobre su vida. Eres una mujer enigmática y tu presencia me atrae como un imán, siempre siento una tentación muy fuerte por descubrir todo lo que hay escondido dentro de ti —mis manos presionaban sus hombros y ella se dejaba llevar mientras me inclinaba y le hablaba cerca de su oído. Cerró sus ojos y comenzó a disfrutarlo tanto como yo lo estaba haciendo.

—Creo que ya le había dejado claro que los negocios no tienen nada que ver con mi vida privada —su voz comenzaba a reflejar el efecto que tenían mis manos en su cuerpo. Tomé otro recorrido desde sus hombros bajando lentamente por su pecho y presionando hasta sus senos envolviéndolos en mis manos por encima de la ropa, Chloé gimió bajo al sentir lo que le hice. Estaba parada detrás de ella volviéndola loca con mis provocaciones, mientras mis palabras y mi aliento golpeaban de vez en cuando contra su oído pronunciando palabras cargadas de deseo y de una insinuante confesión; mis ganas de ser tomada por ella.

Todo lo que muestras.Where stories live. Discover now