Capítulo 10. Todos nuestros demonios internos

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«La sangre es más espesa que el agua, es la que nos define, nos maldice y, a veces, nos ayuda a castigar». Chloé Black

Narrado por Melissa

Pasé el resto de la noche alejada de Chloé, la vi unirse al grupo donde yo estaba conversando con Gia y algunos de sus socios. Chloé se veía bastante incómoda, a decir verdad, también se veía muy extraña. Decidí que era momento de irnos a casa así que nos despedimos y agradecimos la velada. En el auto Chloé no decía ni una palabra, estaba sumida en sus propios pensamientos, Oliver iba conduciendo por lo que me permitía entablar una conversación con ella y tratar de averiguar lo que pasaba por su mente.

—Sobrevivimos a la noche, gracias por haberme acompañado a esa cena que fue todo un infierno para ti —al escucharme ella salió de sus pensamientos y me miró, pero su semblante todavía estaba muy serio.

—No fue tan malo después de todo.

—Me sorprende que lo digas porque se te nota demasiado que estás un poco afligida.

—Estoy bien, solo pensaba en mi padre.

—William... Hace mucho que no hablabas de él.

—Me envía cartas, ¿sabes?, cada seis meses me envía una con la esperanza de que yo la responda. Juré que nunca le volvería a dirigir la palabra ni a mirarlo de nuevo; él insiste en mantener un lazo entre los dos, algo que nunca existió, pero en su retorcida mente existe algo que me une a él más allá del apellido.

Flashback...

Carta de William Black

«Mi querida Chloé, cinco años han pasado desde que no nos vemos, no has querido responder ni una sola de mis cartas, pero aun así mantengo la esperanza de que algún día vengas a mí. Yo soy más que tu padre, he sido un maestro para ti, aunque mis lecciones eran muy crueles te ayudé a ser lo que tú eres hoy. Hija, no sé por qué te empeñas en negar tu propia naturaleza, ambos sabemos que eres mi única y digna heredera, incluso tu intelecto y las capacidades que te hacen ser extremadamente peligrosa superan a las mías. Podrías ser más poderosa de lo que hoy eres, podrías tenerlo todo a tus pies. Chloé, ¿si no es el poder lo que deseas, entonces qué es? Es difícil leerte, tratar de corromperte fue una dura batalla que yo perdí, pero dentro de todo eso pude ver siempre que fuiste parte de mí. Hija mía, hay un dicho que siempre me decía mi padre y hoy en día lo comprendo mucho mejor, es un famoso y antiguo proverbio que ahora te digo a ti: «La sangre es más espesa que el agua». Su significado encierra una creencia intemporal: los lazos del parentesco pesan más que otras relaciones que se pueden establecer en la vida. Eso significa que incluso podemos heredarles nuestros propios demonios a nuestros hijos. Por tu sangre, Chloé, corre más que tu apellido, que tu herencia genética; mis demonios ahora son tuyos, mis debilidades, mi oscuridad, mis bajezas y mi crueldad. Todo lo vil y despreciable que odias ahora es parte de ti. ¿Hasta cuándo vas a negar la grandeza que todo eso puede encerrar? Ven a mí, necesito verte porque eres lo único que me queda en esta vida, eres lo único de lo cual me siento sumamente orgulloso, ven hija. Y recuerda, cuanto más trates de negar tu propia sangre más te recordará que ella te pertenece y es una huella que no podrás borrar jamás, tú heredaste todos mis pecados».

Fin del flashback.

—No puedo creer que tu padre te dijera eso. Chloé, William es un psicópata en potencia, no debes caer en sus retorcidos pensamientos, está enfermo.

—Soy la persona que más conoce a ese hombre, sé que está demente, pero tal vez tenga razón en algo: La sangre es más espesa que el agua, nos une para bien o para mal. Quizás soy mucho de lo que él es, las sombras de su vida ahora me acompañan en la mía.

Todo lo que muestras.Where stories live. Discover now