Capítulo 7. Las cabezas de la Hidra.

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Amor, traición, lealtad, engaño, honestidad, que vasto mundo de acciones y emociones existe fuera y dentro de nosotros. En mi cabeza estaba nuevamente esos pensamientos dominantes de querer castigar y salvar al mismo tiempo, de desatar todo aquello que corre por mi sangre queriendo materializarse. Los recuerdos del pasado volvieron para tocar a las personas que amo refrescando mi ADN, para decirme quién también soy, ese sentimiento turbio de superioridad, las ideas que nacen sin buscarlas. En estos últimos días eran el recordatorio constante del daño que hizo mi padre y que todavía sus raíces alcanzan a personas que no lo merecen, pero algo mejor dentro de mí debía predominar, esa esencia que me alejó de todo lo que era ser hija de William Black, del mundo en putrefacción en el que estaba sumergida, lo que me dio la fuerza para enfrentarme a todos mis demonios y mis sombras, eso que late con fuerza es una inmensa luz destellando en medio de mis oscuridades y esa misma luz salvaría a mi familia.

Pues llevo dentro de mí un gran bosque oscuro que da terror por las noches y de día su hermosura te hace desear quedarte para siempre en él.

Narrado por Adriana

Después de días sin dejar de pensar en ella tuve el valor para enfrentar el hecho de que nos habíamos reencontrado y en ambas se sintió lo mismo, aquellas emociones del pasado, los deseos de estar a solas para decirle todo lo que yo todavía sentía por ella. Ese valor me llevó hasta su oficina y terminé preguntándole a su asistente Jessica, si podía atenderme.

—Buenos días, Jessica. No tengo una cita, pero, ¿crees que Chloé pueda atenderme?

— ¡Señorita Jones! ¡Wow! ¡Qué gusto volver a verla! Bienvenida a Londres.

—Gracias, Jess. También me alegra mucho volver a verte, he extraño esta empresa.

—Y nosotros a usted. Lamento informarle que la señorita Black no está y no va a regresar durante todo el día.

—¿Sí? ¿Está enferma o algo así? —pregunté un poco preocupada ya que Chloé casi nunca falta al trabajo, al menos así la había conocido.

—No, no lo está. Salió de la ciudad un par de días con la señorita Lexington —al escucharlo mi semblante cambió completamente y me sentí una verdadera estúpida por haber tenido la idea de venir corriendo a buscar a Chloé. Ella tenía pareja también, ¿qué demonios estaba haciendo yo aquí? ¿Qué era lo que esperaba encontrar? Traté de disimular lo mal que me puso saber que ellas estaban juntas disfrutando una pequeña luna de miel fuera de la ciudad, mientras que yo estaba parada afuera de su oficina con la ilusión rota de encontrarla y que me confesara que ella sintió lo mismo por mí cuando me vio en esa fiesta, que aún me quería, que me diera razones para mandar todo al diablo y conquistar su corazón.

—Bien, Jess. Entonces me retiro, cuídate mucho nos veremos luego.

— ¿Quiere dejarle alguna razón, señorita Jones?

—No, Jess. Gracias —salí de esa empresa aguantándome las ganas de llorar decepcionada de mí misma por haber sido tan débil y ceder nuevamente ante los sentimientos que tenía por Chloé. Tomé mi celular y le marqué a Gia para invitarla almorzar, era con ella que yo debía hacer mi vida, era en ella que yo debía invertir mis emociones, era ella a quien yo debía amar.

Narrado por Chloé

Me desperté en aquella cabaña, estaba caliente por la chimenea con un olor delicioso que provenía de la cocina. Caminé hasta ella encontrándome a Melissa preparando algo para desayunar vestida solo con un camisón gris que le quedaba por encima de sus rodillas, corto sobre sus muslos mostrando un poco su hermoso trasero, y unos calcetines del mismo color que la protegían del frío. Llegué por detrás abrazándola mientras ella cortaba unas verduras en pequeños trozos, mis manos recorrieron su cuerpo mientras le dejaba besos en su cuello y hombros. Su piel se erizó y un suspiro me dejó saber lo mucho que le gustaba mi saludo mientras se frotaba un poco en mi cuerpo sintiéndome.

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