5.Gestos

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14 de febrero del 2020

Lorena.






¿No vas?  — Naomi me observa devorando algún dulce de coco y leche.

Suspiro caminando hacia la ventana de mi habitación, por qué sí, Naomi está en mi casa. No quiero decepcionarla pero tampoco tengo ganas de ir a clases, y aquello tiene nombre: malestar estomacal.

Por qué mi vida no es un cuento de hadas en el que todo es perfecto y nunca enfermo, por qué soy una persona normal que también hace del dos y que ahora mismo se siente mal por qué comió algo que le cayó super mal.  Y aunque mi organismo fue benevolente hasta ahora, temo que dar unos pasos fuera de mí casa me lleven a tener urgentes ganas de ir al baño.

—No, no me siento bien — Naomi se encoge de hombros y extiende el dulce hacia mí, hago una mueca y no por que me dé asco, si no por que en días así lo mejor es mantenerse lejos de la leche.

— Gracias.

Naomi olisquea disimuladamente el dulce, arrugando el ceño al no encontrar nada por lo que yo hubiese podido rechazarlo.

—Tú te lo pierdes.

Apoyo la cabeza en el cristal de la ventana, mi vista da directamente a otra ventana de la casa vecina donde supongo es la habitación de alguien pero que raramente nunca en mi vida — que es un decir por qué solo llevo unas semanas viviendo aquí —he visto abierta, incluso noto las cortinas negras. Nunca me había puesto a pensar en eso profundamente...

Mi puerta impacta con la pared.

—¡Te he hecho un dibujo!

Naomi da un respingo tan brusco que temí por su salud cardíaca.

—Mierda — lleva su mano a su pecho.

Yo, por mi parte, le sonrío a mi hermano Agustín.

—¿Qué dibujaste? — me acercó a él notando como no quita la mirada de Naomi, entrecierro mis ojos a él y hago el intento de alzar una ceja, lo cual debió verse estúpido por qué no sé hacerlo.

—U...un...uh...un paisaje — las mejillas de Agustín se acaloran mientras me extiende lo que dibujó para mí.

Tomo el papel y observo varias árboles perfectamente delineados y entre ellos una ermitaña sentada con un libro. Sonrío. El dibujo está hermoso pero su caligrafía , al  igual que la mía, es horrible.

—Es hermoso, ¿te he dicho que tienes arte?

—A ver. — Naomi se acerca y abré mucho los ojos — ¡Pero si es precioso! ¿Te gustaría hacerme uno a mí?

Agustín se muestra dubitativo unos segundos antes de asentir tímido y girarse para salir con paso torpe.

—Tú hermanito es muy raro — declara Naomi volviendo a su anterior lugar, mi cama.

×××

Mastico el hielo calmadamente y sí, está álgido, pero es una manía a la que me he acostumbrado y ya no me molesta.

Molestando a Lorena ✔️Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon