12.Arriesgar

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29 de febrero del 2020.

Dylan.

—No vuelvo a ayudarte.

Reí a pesar de que la manera en la que Oslo se sacudía hacía que tanto Naomi como yo nos mojáramos. Eran leves leves gotas para ella y más para mí, al final era yo quien lo sostenía, pero Naomi era una exagerada.

—Tú te ofreces, yo no te obligo.

Naomi me mira recriminante, de esa forma que me hace saber que esperaba que le siguiera el juego. Ruedo mis ojos y acepto.

—Bien. Yo te obligué. Soy malo.

Te voy acusar con mi mamá — expresa en tono infantil y haciendo mohínes.

—¿Sabías que eres la prima más tonta que hay? — indico, secando a Oslo con la toalla, el cual no para de removerse. — ¡Eh, tranquilo!

—Bien que me necesitas, ¿ves como la traje a casa? Lo único que no me esperé era un Dylan en misión moja bragas. Joder, que la dejaste tambaleante.

—Exagerada.

—Pollito.

—Pata.

Naomi finge lanzarme algo invisible y regresa su vista a mi perro. Me tiró hacia atrás, agotado, y le dejo dar riendas sueltas a Oslo después del trabajo que fue darle su baño quincenal.

—Me gusta Lorena. —Admito ganándome la atención de Naomi —. En serio, me gusta mucho.

Por un momento hay silencio, ni siquiera los ladridos de Oslo de escuchan ni nada. Viendo a mi perro correr no puedo evitar pensar en Peludo, el perro de Chantal que fue un regalo de San Valentín de Arblet, porque está tan enamorado que está haciendo esto cursi de cumplir una lista para ella. Cinco cosas. De las que creo solo falta una. Una fiesta.

Aunque quizás yo necesite de sus consejos porque ellos mantienen una Chantal por las nubes.

—Quiero creerte, pero eres mi primo y te conozco como la palma de mi mano.

—Quiero creer que si me conoces sabes que no suelo actuar así.

—¡Pero está esta mierda de tú enrollándote con la primera que se te aparece! — Suelta, indignada. Como si ella pudiera ponerse desde el punto de vista de Lorena —. No puedes simplemente hacerle eso, fue su primer beso, Dylan. Óyeme ¡Su primer beso! Quizás se lo robaste pero igualmente fue el primero...no tenías por qué repugnarla como peste. Ella no necesitaba eso.

—¿Me he perdido de algo entre ella y tú? — Es lo único que puedo procesar y decir.

—Me agrada. Y porque me agrada no quiero que la lastimes, Dylan. Solo te pido eso. Además necesito que está historia tenga un final fe...— se calla abruptamente.

—¿Esta historia? ¿A qué te refieres?

Naomi abre mucho los ojos como si fuera consciente de que habló de más.

—¡Nada, nada! Solo...yo...he...

Y su manera de enredarse entre sus propias palabras me carcome de curiosidad.

Molestando a Lorena ✔️Where stories live. Discover now