13.Tentación

47 15 12
                                    

Dylan.

El silencio se apoderaba de nosotros, nos devoraba. Lorena no había hecho más que que un gesto con la cabeza en señal de saludo cuando fui a buscarla.

Estaba hermosa.

Llevaba un vestido azul cielo de lunares. Con zapatillas del mismo color. El vestido era algo aniñado, pero a ella se le veía hermoso, le quedaba por encima de las rodillas como si aquel tuviera un gran pasado con ella. Se le ajustaba a la cintura y un poco a sus pechos (muy poco), luego caía suelto.

Yo, no. Claro que no me quedé viendo las partes en las que este estaba un poco lejos de ceñirse pero igual apretaba un poco. Yo no soy así.

También tenía el pelo en una cola baja y suelta, con los flequillos fuera.

Abrí la boca en varias ocasiones para decir algo, pero finalmente me quedaba callado y seguía conduciendo. Lorena se aferraba a mi torso como garrapata, bueno, no tanto así pero se sostenía con fuerza. Creo que estaba algo asustada pero yo nunca la pondría en peligro, por lo que reduje la velocidad de la moto.

Las luces de Apringe se distorcionaban a nuestro paso, quizás si íbamos un poco rápido porque pasábamos de muchos vehículos.

La velocidad se volvió mínima en cuanto doblamos hacia la entrada del lugar al cual yo la guiaba. Estacioné y la ayudé a bajar. No solté su mano y con sus dedos entrelazados a los míos caminamos un poco hasta la escalera que nos permitiría pasar sobre las rejas.

—¿Qué es esto? — Inquirió cuando bajamos, mirando hacia todos los lados.

—¿Un espacio, lugar?

—En concreto.—Exigió saber.

—Velo por ti misma.

Sin dejar de tomar su mano, la guíe hacia el lugar techado donde se encontraba un mini refrigerador. Lo abrí y le ofrecí el vaso y el sorbete conteniente de jugo.

—De chinola — hizo un sonido de degustación que se me antojó sexy y provocativo. Como cualquier cosa que hiciera.

—Soy piña...ya sabes, la chinola lo tum...

—Por favor, no más información — pidió horrorizada.

Me pregunté si se habría sonrojado, la poca luz no me permitía detallarla.

Confirmé algo cuando terminó de beber el jugo: es amante al hielo. Como me había dicho Naomi. Quizás y después de todo mi prima sirve para algo.

—¿Has terminado?

Ella asintió con el bulto en su mejilla izquierda.

—Quizás te falte un poco.

—Cállate.

Tragó el hielo de prisa y tomó otro.

—¿Qué se supone que es esto?

—Un restaurante.

Creo que incluso dejó de masticar.

—¿Qué esto es qué?

Molestando a Lorena ✔️Where stories live. Discover now