6.Muralla

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17 de febrero del 2020.

Dylan




Me había puesto de los pelos que Lorena no respondiera sobre salir, ir a la heladería, no me escribió, no avisó que llamó, no hizo nada. Ni siquiera contestó a mis llamadas. Tuve la necesidad de correr hasta su casa y ver qué todo estaba bien.

Por lo que al verla fue como si mi alma regresara al cuerpo, pero el alivio se volvió una mueca cuando lo único que hacía era mirar a todos lados con desconfianza, como si todo el mundo le hiciera daño. Se imutaba ante cualquier roce, lo que me hizo ser precavido a la hora de llegar a ella.

—Bonita — susurré masajeando sus hombros suavemente.

Por un momento su cuerpo se tensó, hasta solo dejar caer los hombros y girarse hacia mí, desasiéndolo cualquier toque.

—Lorena, estaba preocupado. ¿Por qué no me contestaste?

—Tuve miedo.

—Vamos, explícate.

—Dijo...dijo que estaba a nada de dar conmigo.

Por un momento sus labios parecieron formar una trompa, pero la mueca lo desarmó.

—No pasa nada, no pasa nada — la acerqué a mi pecho y la abracé — nada ni nadie te hará nada, ¿entiendes? — Lorena alzó la vista y una sonrisa tensa se formó en sus labios — no lo permitiré y sea quién sea caerá. Caerá por qué nadie te hará daño.

Un lánguido "gracias" salió de labios. 

La campana nos interrumpió y prometí volver a ella en cuanto pudiera, la llevé al aula y me dirigí la mía.

En la primera hora miré las hojas grapadas entre mis manos. Las letras, números y nombres. Un examen. Era de de literatura y no pude evitar tirar de mi pelo buscando algunas respuestas, como su tirar de este hiciera que mágicamente ellas aparecieran. Miré a través del cristal de la puerta, después miré delante de mí donde una inteligente Chantal llenaba sin analizar mucho.

Chantal.

Era "la mejor amiga de Arblet" y durante un tiempo quizás la protagonista de algunos pensamientos sucios de mi parte, está buenísima. Pero teniendo en cuenta que era novia de Ariel nunca intenté con ella, en cambio Arblet no se dejó parar por eso y la hizo suya. Y ahora vivían en una burbuja extraña de gritarse y luego besarse hasta el cansancio.

Por lo tal, inmediatamente ella pasó a la lista de chica que nunca tocaré, Arblet la quiere pero es muy estúpido como para aceptarlo. O bien sea del todo.  Y Arblet es mi amigo, y no tocamos ni la fresca ni la vieja.

Cuando llegó el desayuno, me lancé fuera del aula inmediatamente, busqué a Lorena y la encontré hablando con su hermana. Retrocedí. No tenía por qué echarle más leña al fuego.

Su hermana gesticuló con las manos y luego pasó por su lado dándome la espalda, no me vió. Sonreí cuando la mirada de Lorena se encontró con la mía y fui hacia ella. No había notado que cargaba con algunos libros que procedió a guardar en la mochila.

—¿Necesita ayuda ésta dama?

Mi sonrisa flaqueó por qué ella me miraba con cansancio.

Molestando a Lorena ✔️Where stories live. Discover now