Capítulo X

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Para Candy y Alberto era muy difícil estar a solas. Aprovechando cada momento en que tenían privacidad exploraban sus bocas como un par de adolescentes, uno a otro mordían suavemente sus labios en una sucesión de besos juguetones, apasionados. El juego de manos no tardaba en llegar, de pronto las grandes manos de Guillermo parecían buscar "algo" en las bolsas traseras de los jeans de su novia mientras la atraía a su cuerpo deseoso del contacto con ella. Candy por su parte y sin despegar sus labios de los de Alberto, desabotonaba juguetona la camisa de él y recorría con sus dedos la cordillera de vello que invadía desde el pecho del joven hasta más allá, por debajo de su cintura.

Los besos eran intensos, los abrazos puro fuego. El sostén de la rubia siempre terminaba desabrochado y las manos, labios y lengua de Guillermo se deleitaban en la suavidad y turgencia de los firmes senos.

Solo se escuchaban las respiraciones agitadas, entrecortadas, un suspiro discreto, un anhelante jadeo. El ambiente siempre íntimo, caliente, impregnado con el olor de las pieles de ellos. Cargado con la tensión y la energía sexual a punto de explotarles en el cuerpo.

Candy abrazándolo, aferrándose a su cuello, succionando en un beso la boca de Alberto. Él subiendo y bajando en un leve compás con ella montada a horcajadas sobre sus piernas. Sintiendo ambos a pesar de las ropas, el delicioso roce de sus sexos, con sus corazones latiendo deprisa hasta en las partes más íntimas del cuerpo, con las ansias repletas de entregarse en ese preciso momento y de cruzar la línea y pertenecerse entonces y quizá para siempre.

Terminó de leer la carta con un semblante rígido, no había lágrimas, ni un nudo en la garganta. Primero pensó que se trataba de alguna broma de mal gusto, bastaba ver el tipo de escritura para darse cuenta que quien había escrito eso no poseía demasiado intelecto. Después de un rato, lo que leyó comenzó a dar vueltas y vueltas en su cabeza, sintiendo mucha confusión y necesidad de respuestas. Pensó en un momento arrugar y pisotear el papel entre sus manos, pero recordó el cliché de las telenovelas en la televisión abierta y sonrió con calma, ella no era la protagonista de una de ellas, ni tampoco iría a buscar a su novio deseando propinarle un tremendo bofetón.

No, lo que ella tenía con Alberto era una historia diferente, valiosa, de muchos años a pesar de ser novios tan poquito tiempo. Pensó ella en el hecho de amarlo desde niña, le cayó por completo el peso de la verdad al haberle llamado "príncipe" y "crush" toda su vida, con sus amiguitas del colegio, con las de la secundaria, la prepa y aún en la carrera. Cayó en la cuenta de la infinidad de veces en que decretó que sería su novia y se visualizó siendo su mujer, amándolo y recibiendo el amor de él por igual. Pensó que pudo haber sido tan fuerte la energía de su deseo que finalmente todo se había confabulado en el universo para concederle su más grande sueño. Recordó como al escuchar el nombre de Alberto, siempre venía a su cabeza la clara imagen de él, el perfecto y exacto azul de sus ojos, como el cielo. La preciosa sonrisa que llevaba tatuada en el alma, haciendo latir rápido su corazón y provocándole una alegría que todas y cada una de las veces le llenaba de calidez las horas, los días, los meses, los años... Aunque él no estuviese ni tantito cerca de ella.

Pensó en mostrarle la carta a él, miraba el papel entre sus manos, y sin saber por qué, temía que aquello fuese verdad, tenía que preguntarle qué, de todo lo escrito ahí, era cierto.

Pero también pensó en callar y hacer como que no sabía nada, como si nunca hubiese leído esas líneas. Ya lo pasado pasado cantaba José José, y es que cuestionarlo era indagar en la privacidad del hombre que ella amaba, era inmiscuirse en una época en la que ella no tenía nada con él, no figuraba en su vida y aún así…

¡Cómo empezaba a doler!

Trató de bloquear sus pensamientos, ayudó que la voz ronca de su tío preguntara por unas entomatadas que nomás habían quedado en planes.

PIENSA EN MÍ Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz