Capítulo 45.- Poderes

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—𝙿𝚘𝚍𝚎𝚛𝚎𝚜—

¿Nunca han sentido esa sensación de paz cuándo duermen? ¿Esa sensación de que nada malo les va a pasar? ¿Una en dónde olvidan todo y se sienten en las nubes?

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¿Nunca han sentido esa sensación de paz cuándo duermen? ¿Esa sensación de que nada malo les va a pasar? ¿Una en dónde olvidan todo y se sienten en las nubes?

Porque yo sí, no tengo idea de si estoy dormida o simplemente es lo que los humanos le llaman "coma" o "muerte". Pero me siento en paz, estoy en el mismo prado en el que Edward y yo formalizamos nuestra relación.

Es sorprendente como incluso en estos momentos si presencia en mi vida marca una sensación de paz y se adueña de ella, empiezo a ver cada momento junto a él... en Alaska, en Canadá, en Forks... y mi subconsciente anhela más, más momentos, más risas, más viajes...

Podríamos ir a Italia unos meses, luego regresar e irnos a Moscú, cosas de ese estilo me taladran la cabeza sacándome una sonrisa mientras observo lo verde del prado, las flores pequeñas que crecen levemente ya que se acaba de terminar el invierno.

Pero incluso lo bueno termina y me envuelvo en recuerdos horribles, mi padre, James, Victoria, Isabella, personas a las que no quisiera volver a ver. Tres de ellas están muertas, una por mis manos y las otras dos por los Cullen.

Isabella, es la única que puede decir que vivió siendo mi enemiga, porque ninguno de antes ha sobrevivido, en Italia mataba a mi antojo, las personas o vampiros que osaban mirarme mal terminaban tres metros bajo tierra o en mis colmillos.

Y pensar en esas personas es como si creara una niebla que no me permite ver, es como si estuviera encerrada y sin poder respirar, me levanto sintiéndome mareada y camino entre la tenebrosa niebla que afecta mi vista.

Tropiezo y caigo con la raíz de un árbol, me levanto y continuo, aunque la sensación de asfixia se vuelve más latente y mis entrañas se encogen al notar una sombra que me persigue.

Corro intentando salir de este prado que ahora no es tan romántico ni hermoso como lo era hace unos momentos, mi bota se enreda con algo que me hace caer, es una enredadera que se agarró fuertemente a mí tobillo.

Jala y aprieta e intento desesperadamente salir de esto, si este es mi castigo por ser una inmortal no me apetece en nada, ya decía Edward que nosotros no teníamos alma, me encantaría regresar a decirle que la verdad es que sí.

Ahora lo estoy viviendo, una mano aparece ante mis ojos y me quedo paralizada.

Esos anillos plateados y negros con piedras verdes y rojas, esos dedos pálidos, largos y sin ninguna imperfección. Mis ojos recorren su mano grande y pasa a su brazo cubierto con una camisa negra arremangada en el codo haciéndolo lucir más pálido.

Paso por su abdomen, por sus piernas cubiertas por un pantalón del mismo traje y sus pies cubiertos por unos zapatos negros que lo hacen ver más emblemático y atractivo. Mis ojos se llenan de lágrimas al reconocerlo, podría hacerlo miles de veces más con sólo ver los anillos, pero necesitaba darme la seguridad de que es él.

Cᴏᴍᴇ Bᴀᴄᴋ Tᴏ Mᴇ² || Edward Cullen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora