Frankie Harrington nunca pensó enamorarse perdidamente del Freaky de la escuela y él nunca pensó que dos personas tan opuestas pudieran tener tanto en común. Eddie la salvó una noche, y desde ahí, es que sus caminos jamás se separaron.
Ups! Tento obrázek porušuje naše pokyny k obsahu. Před publikováním ho, prosím, buď odstraň, nebo nahraď jiným.
Las hojas secas otoñales sonaban, Frankie había decidido ver qué tal le iba con Eddie, ni entendía por qué él estaría citándola detrás de la escuela, y eso le entusiasmaba demasiado como para perder aquella oportunidad.
Tenía miedo, nunca frecuentaba aquel lugar, salvo en sus primeros besos con Daley, él quería esa privacidad que no podían tener en la escuela, aunque jamás comprendió demasiado bien el porqué tan a escondidas, con Eddie la cosa es evidente, son tan opuestos que levantarían comentarios y sospechas de los demás.
La chica se sentó sobre un tronco, el aire freco llegaba a su rostro y ahí apareció Eddie, con su cabello largo y rizado, sus anillos en los dedos, esa sonrisa picarona. Frankie se preguntó cómo se vería con cabello corto y con esa clásica ropa de los chicos del equipo de básquetbol, y se vería bastante lindo a su juicio, pero llegó a la conclusión de que probablemente no le haría ningún cambio, estaba perfecto con ese estilo caótico. Algo tenía que era inquietante, quería saber a qué podía oler su cabello, o tocar su piel, que se veía fresca y bien cuidada.
Se sentía mal por aquellos pensamientos, ¿Se suponía que debía obligarse a pensar en Daley mientras fantaseaba con el metalero de la escuela?
— ¿Por qué me has escrito esa nota?— Frankie se cruzó de brazos, esperando que Eddie llegue frente a ella.
— ¿Has dejado el partido de tu novio por venir?— Eddie le sonrió.
— No es normal que estemos juntos en este momento, no es normal que me hayas citado en este lugar. Tenía mis dudas— respondió un tanto cortante, sin mostrar demasiado interés.
— Cuando éramos pequeños creo que más de alguna vez vinimos acá, hasta que decidiste irte con tus amigos populares— él pasó sus dedos por su mentón. Frankie rebobinó acerca de un pasado en el cual solían charlar cuando los prejuicios no sentaban bases en sus mentes, entonces un día hubo un último diálogo.
— Ambos cambiamos— Frankie soltó nerviosa.
— Tranquila, este es el curso natural de la vida, las chicas lindas como tú, están con chicos lindos como Daley y se burlan de los freaks como yo— Eddie no se veía afectado por aquello, entre ellos no había algún sentimiento romántico, sólo rencores infantiles, guiados por las normas sociales de ese entonces.
— Sabes que nunca me burlé de ti— Soltó la chica— A veces creo que tú te burlas de nosotros.
— Pues son dignos de las burlas— Eddie se sentó sobre una mesa— Tus amigos son patéticos, y es una lástima que tú desperdicies ese carisma con ellos.
— Pues, sólo quería saber cómo estabas— Eddie cambió su rostro a uno sereno— El viernes pasado me asusté, creí que te habían hecho algo más. La verdad es que pensé bastante en eso antes de dormir.
