Frankie Harrington nunca pensó enamorarse perdidamente del Freaky de la escuela y él nunca pensó que dos personas tan opuestas pudieran tener tanto en común. Eddie la salvó una noche, y desde ahí, es que sus caminos jamás se separaron.
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Era día jueves, Frankie tomaba desayuno, su primo Steve los iría a dejar a la escuela. La chica tenía un poco de resaca, no acostumbraba a beber, pero había llegado casi a las once de la noche, había avisado en su casa, pero no dio más detalles sobre eso.
Sabe que dar un mínimo detalle, podría significar un sermón.
— ¿Dónde has estado? — preguntó Steve, aprovechó de preguntar ya que estaban solos. Tommy había declinado ante su propuesta, pues se iría en bicicleta con Mike, Dustin y Lucas, otro amigo.
— Si te digo me vas a molestar— soltó.
— No me digas que te has ido con Munson— Steve se largó a reír— ¿y ya cogieron? — Frankie abrió sus ojos como dos platos.
— No digas eso, idiota— soltó la chica—Pues sólo hemos tomado un par de cervezas, pero entre nosotros no pasa nada— habló nerviosa, a pesar de que entre ellos no pasara nada, tan sólo imaginarse con Eddie, en su tráiler, besándose o incluso en su cama, generaba algo en su estómago, aquello era como algo prohibido, pero a la vez, era algo sagrado, Eddie era eso Frankie quería tener sólo para ella.
Aunque sabía que Eddie había sido de varias.
— Haré como si te creo— Steve habló divertido. Ella simplemente ignoró a su primo.
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— Hola preciosa— Daley la besó en la cafetería. Eddie vio aquello y sintió un ardor en su pecho, ese día Frankie estaba hermosa, usaba vans, calcetas blancas con dos líneas al comienzo, una falda colorburdeo, una sudadera azul marino y una coleta que hacía resaltar unos aretes de plata con forma de estrella. Frankie Harrington era perfecta para los ojos de Eddie, tan así, que la hallaba intocable, tan frágil que con tan sólo un beso podría desarmarla, y ella sentía lo mismo por Eddie, entre ellos se había formado una especie de dimensión alternativa, una dimensión donde todo era el doble de sensible, el calor los hacía sudar más y el frío los congelaba más.
Como si cada detalle entre ellos, no pudiera pasar desapercibido.
— Hola—Frankie aceptó el beso de su novio, y a los segundos llegaron Patrick y Ben, seguidos de Monica y Grace. Los seis estaban sentados en la cafetería. Para Frankie era inevitable no mirar de reojo a Eddie, quien estaba con los suyos.
Tragaba saliva, sentía incluso su boca seca, suspiraba, su corazón se agitaba.
¿Qué estaba pasando con ella?
Pensaba en Eddie y cómo en la noche anterior estuvo en la habitación de él, y además bebieron cerveza juntos, algo que nunca nadie sospecharía al verlos a simple vista.
''Eddie, ¿Acaso tengo que usar una falda de los Gremlins para que poses tu vista en mí y me pidas que vaya nuevamente a tu tráiler esta noche? — Pensaba Frankie, aquellos pensamientos no podían salir de su boca, eso sería un suicidio en su grupo de amigos.
