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Ambos estaban sentados en el sofá de Eddie, fingiendo no saber qué podían hacer para quemar las horas, cuando realmente sabían lo que iba a pasar

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Ambos estaban sentados en el sofá de Eddie, fingiendo no saber qué podían hacer para quemar las horas, cuando realmente sabían lo que iba a pasar. Eddie nunca se había acobardado tanto al comenzar algo con una chica, y es que se habían vuelto mentalmente vírgenes. Incluso Frankie sabía como comenzar la situación, pero tenía miedo, o quizás sólo eran las ansias de experimentar algo.

Eddie sin querer posó su vista en la falda de Frankie, que estaba más arriba de lo moralmente correcto, aquello era tan íntimo para ellos, él amaba ese aroma dulce de Frankie, y ella amaba tanto esos veinte de Eddie, sus tatuajes, lo quería incluso con sus vicios como la cerveza y su venta clandestina de hierba. Se acercó a ella, fue despacio, posó nuevamente su mano en ese muslo descubierto, y ese era el momento en el que Eddie podría simplemente subir más su falda.

La chica bajó lentamente la cremallera de su hoodie rojo, se lo había regalado Daley la navidad anterior, y ahora estaba en el piso del tráiler de Eddie Munson.

— ¿Quieres que vayamos a mi cuarto?— Munson apenas habló, estaba tan nervioso como la primera vez que lo hacía, quizá era porque era la primera vez que contaba para él.

— Claro—Frankie tomó su mano y él la condujo hasta su habitación, estaba ordenada, quizá había una que otra botella de cerveza a medio tomar, pero nada que importara realmente. La chica quitó sus zapatillas blancas y las dejó tiradas en la habitación de él. Eddie la tomó en brazos y la puso sobre su regazo, Frankie como pudo hizo que Eddie se quitara los jeans, ella quería saber que había más allá.

— ¿Quieres hacerlo, verdad?— Eddie preguntó en medio de un beso.

— Sí— respondió ella entre jadeos. Eddie la recostó en su cama e hizo lo mismo que el día anterior, uso sus dedos, ahora estaban solos y Frankie pudo soltar esos gemidos que tenía escondidos desde hace un par de días.

— Me gusta que te mojes cuando estás conmigo—Eddie susurró en su oído— Ayer cuando estuvimos en los camerinos, tuve que pensar en ti antes de dormir, no sabes la tortura que fue no tenerte a mi lado —Los dedos de Eddie se hundían más en ella.

Eddie Munson había acabado con toda la ropa de Frankie , y ella con la de Eddie, ambos cuerpos eran blancos y estaban ardiendo, metafóricamente. Él disfrutaba ver sus pechos desnudos y libres para él, para saborearlos, para hundir su cabeza en ellos. Frankie sentía sus dedos largos masajeándolos, y era casi igual de placentero que tenerlos dentro de ella. En un momento, se miraron a los ojos, se besaron y la chica metió uno de los dedos de Eddie en su boca, con tan sólo sentir su lengua en la piel, estuvo al borde de correrse, nunca había sentido algo así. Frankie se metió bajo las sábanas que los tapaban, aquello le daba incluso un poco de pudor, pero ver a Eddie con su mirada blanca mientras ella lo hacía llegar al cielo tan sólo con la lengua, le hacía querer seguir haciéndolo. Eddie tuvo que poner sus manos en el cabello de Frankie, parecía que cada vez iba más rápido, hasta que tuvo que hacerla parar.

— Frankie, si sigues así, voy a correrme y aún no quiero— habló con un gemido asomándose, y ella sonrió.

Se miraron , y se sonrieron mutuamente. Él buscó un sobre metálico en su velador, aquello era lo que les faltó la vez pasada . Frankie se subió encima de él, Eddie la tomó de la cintura y comenzó a entrar en ella, estaba aferrada a su pecho con tatuajes negros, podía sentir el frío de sus anillos en su espalda. Sólo gemían, él lo hacía cada vez más rápido, hasta que notó que Frankie logró correrse, porque gimió más de lo normal y su respiración se aceleró, así como lo hizo él a los segundos. La chica quedó rendida a su lado, Eddie le prestó una playera , pero sabía que volverían a hacerlo nuevamente.

Y así fue, lo volvieron a hacer, pero ya era más tarde y Frankie debía volver a casa.

— No desearía que te vayas— Eddie la tenía abrazada y Frankie respiraba su aroma eléctrico.

— También desearía quedarme, pero sabes que no puedo—Frankie se sentó y se tapó con las sábanas azules de Eddie.

— Gracias por confiar en mí— Eddie dio un beso en sus labios rojos, se habían besado todo el rato que no estuvieron haciéndolo.

— Oye, espero que podamos repetir esto más seguido— Frankie le sonrió y Eddie se sonrojó. ¿En ese nivel de la relación estaban? En el que se daban cuenta que se llevaban más que bien en la cama, y debían aprovechar de coger cada vez que pudieran.

— Claro preciosa— Eddie acarició su rostro— Supongo que esto es lo que se hace cuando quieres mucho a alguien, inventas excusas para estar a su lado.

Frankie se vistió, tuvo que peinarse nuevamente, su cabello estaba completamente desordenado, antes de salir del tráiler de Munson, besó sus labios rosados.

— Nos vemos mañana, te adoro—La chica lo abrazó y Eddie sonreía al verla caminar. Era aún de día, razón por la cual la dejó ir sola, además le había contado sobre la vecina que los veía llegar juntos.

...

Frankie tomaba un baño, necesitaba borrar evidencia de Eddie en su cuerpo, cualquier rastro de su ADN. Sonreía al recordar lo que habían hecho, en ese momento había olvidado la existencia de todo lo que le atormentaba. Al salir de la ducha se puso ropa más cómoda, y fue a la cocina para servirse un vaso de jugo.

—  Hola prima—Steve se sentó a su lado— ¿Qué tal la escuela?— le sonrió.

— Todo bien—la chica respondió nerviosa.

— Mira tú— Steve habló gracioso— Tommy llegó hace poco, y no sé, me dijo que no te vio más durante el día.

— Tommy es un bobo— Frankie bebió del vaso.

— Sí, claro...¿Pero sabes? Me comentó que Eddie tampoco estuvo durante la tarde. Y pues, después, pensando la situación...llegué a una conclusión.

Frankie se puso más que nerviosa.

— Me encantan tus teorías conspirativas— puso sus ojos en blanco.

— Sí claro, ¿Acaso es conspirativo que piense que te estás viendo con Eddie Munson?— Steve la había atrapado en sus propias mentiras.

— Oh, Steve...no le digas a mamá—Frankie lo tomó del brazo y lo arrastró a su habitación.

— Estás loca. No le diría ni en broma, porque estarías muerta— Steve largó una risa— Pero sólo quiero saber, me causa novedad que una chica como tú, esté con alguien como Eddie— Steve hizo un gesto gracioso— ¿Alguien más lo sabe?

— Sólo Grace— Frankie agregó— Lo supo hoy.

— Wow, Grace...— Steve sonrió— ¿Esa es la chica rubia? 

— Sí.

— Bueno, sólo quería confirmar mi teoría y no sé. Cuando todo esto se destape, comenzará la tercera guerra mundial. ¿Supongo que lo sabes, verdad?— Steve la miró, y Frankie agradecía que a veces Steve le hiciera reaccionar— De cualquier forma, es tu vida, y tienes que vivirla como te parezca mejor, si crees que Eddie es con quien eres feliz, entonces deja a Daley, es cosa de verlos juntos para darme cuenta de que ya no hay nada ahí.

Steve Harrington tenía toda la razón.

— Pero ojo con Williamson, Eddie tiene esa coraza de un tipo rudo, pero en el fondo es un niño asustado. Dile que ponga atención a Daley, y tú también. Ese tipo no viene con nada bueno.


SUPERMAN (Eddie Munson) ✔️Where stories live. Discover now