Frankie Harrington nunca pensó enamorarse perdidamente del Freaky de la escuela y él nunca pensó que dos personas tan opuestas pudieran tener tanto en común. Eddie la salvó una noche, y desde ahí, es que sus caminos jamás se separaron.
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Ese era el día, Eddie la esperaba un poco más allá de la salida de la escuela. Daley tenía que entrenar hasta tarde, así que no tuvo mayor inconveniente para poder salir. No había dejado de pensar en las palabras de Stacy, y se sentía tonta, no podía celar a Eddie, si apenas eran amigos, tampoco quería divagar demasiado en por qué sentía lo que sentía realmente, no quería llevarse sorpresas o descubrir sentimientos nuevos. Eddie sólo era el chico con el que no podría estar jamás en miles de universos, el cual nunca tendría el placer de probar sus labios, porque estaban prohibidos, él era como una especie de demonio y ella era bastante ingenua.
Eddie por su parte se sentía extraño, no dejaba de pensar en lo de la noche anterior con Stacy, y por más que fuera una chica linda, cuando ella se marchó de su casa, se quedó contemplando su soledad, no es que quiera formar una familia a sus veinte años, pero le gustaría saber lo que era el estar enamorado, o quizás tener alguien para abrazar por las noches, alguien a quien poder compartirle sus emociones, sus alegrías, sus dolores.
Alguien con quien reírse, o celebrar un San Valentin.
Ese miércoles por la noche se encontraron.
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Mientras tanto, en casa de los Harrington estaba Tommy, Mike y Dustin. Will que era otro amigo. se había marchado de la cuidad, al parecer cosas extrañas habían sucedido antes, a veces salía en las conversaciones entre amigos.
Frankie siempre pasaba de ellos, pero aquello no era realmente lo importante.
— Es mi idea o he visto a tu hermana con Eddie—Dustin lanzó chistoso y Mike lo miró sorprendido.
— Pues no lo sé, Frankie es de las idiotas populares, Eddie y ella son incompatibles, no podían tan sólo respirar el mismo aire— Los tres chicos rieron.
— Pues no lo sé, yo observo seguido a Eddie— Los tres usaban la misma polera del Hellfire club— Y es extraño, no lo sé, simplemente Eddie anda distinto. Quizá más relajado, no me sorprendería si estuviera saliendo con una chica que neutralice ese genio de mierda que tiene— los tres rieron.
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— Estás un poco callada ¿Seguro que todo está bien? —Eddie le preguntó a Frankie, ella no podía dejar de pensar en lo que Stacy habló durante la hora de gimnasia, el sólo hecho de pensar en él rozando su cuerpo contra el de la chica, le hacía sentir calambres estomacales, y es que Eddie no era nada para ella, pero se sentía abrumada y no quería sonar a una celópata en potencia.
Frankie Harrington estaba confundida, de manera oficial.
No podía dejar de escuchar aquel desgarrador relato mientras Eddie le hablaba.
— Lo siento mucho— Frankie lo miró— No quise estar demasiado callada— la chica miró al piso y sintió la risa burlona de Munson.
— ¿No hay problemas con que bebas cerveza? —preguntó divertido, de seguro asumía que era una chica de casa. Pues tenían dos años de diferencia, que, en ciertos ámbitos de la vida, se notaban bastante.
