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Frankie leyó el papel y se ruborizó, buscó a Eddie con la mirada y no lo encontró por ahí, sabía que él la estaría esperando por ese lugar, por esos bosques detrás de la escuela, y aquello no podía emocionarla más. A los segundos reaccionaba, y se daba cuenta que estaba frente a Daley, él no se veía muy contento, pues sabía que algo en lo de Eddie le había molestado, y así era, no le había gustado de la forma en que su novia y el freak se habían mirado.

— Ese tipo Munson es un demente— soltó Patrick— ¿No has hablado con él antes?— le preguntó a Frankie.

— Claro que no— la chica mintió descaradamente, mirando sólo a la mesa.

— Ese tipo está buscando que termine de arruinar su rostro— soltó Daley — ¿Segura no te ha hecho nada más? — El chico creía que incluso Eddie podría estar acosándola en secreto, cosa que no era así. Incluso le preocupaba el que le haya dejado algún golpe— ¿No te duele el brazo?— Daley acarició la espalda de la chica.

— Que no, Daley. Sólo ha chocado— los miró a todos un poco molesta, ya estaba cabreada de siempre lo mismo— Ya basta con Eddie Munson—habló un poco golpeado.

Los chicos la miraron y después a Daley, quien se veía molesto.

—Bueno, tengo que ir a la biblioteca ahora— Frankie se paró de la mesa, mentía, pues iría a verse con Eddie— Nos vemos al rato— se levantó y emprendió rumbo por el pasillo, Daley esperaba algo más, un beso, una palabra tierna, y aquello lo tenía furioso, así que se paró tras ella y la siguió por el pasillo hasta tomar su brazo de sorpresa.

— ¿Cuánto tiempo seguirás con esa actitud de mierda?— el chico la estaba encarando.

— Sé que fui un tonto, lo asumo. Pero...¿Vas a negarme los besos para siempre?— Daley se cruzó de brazos y la miró fijamente— En la noche iré a tu casa a cenar, somos novios, te amo, me amas— tomó su mentón—¿Podemos volver a ser lo de antes?—acarició su barbilla y besó su frente, Frankie quería decirle que ya no lo amaba, que quería a alguien más, que se veía con alguien más y que busque a otra chica que cumpla lo que él desea, pero no podía, no quería en ese lugar. Lo mejor sería esperar hasta después de la cena de sus padres.

— Daley, estoy atrasada— la chica miraba sus zapatillas y se alejó de él— Nos vemos más tarde— ella le dedicó una mirada fugaz.

—Te amo, lo sabes— Daley quiso besarla, pero ella lo esquivó.

— Te quiero, Daley— ella lo miró con compasión y se dio la vuelta. Necesitaba llegar a su cita con Eddie.

Se sentía tan extraña haciendo eso, teniendo un amor a escondidas, un amor prohibido. 

Caminó por las hojas secas, sus zapatillas las hacían crujir, su corazón latía fuerte, ese día estaba un poco más helado que de costumbre, llegó a un lugar sin árboles, donde había una mesita con bancas, no veía a Eddie por ningún lado, se sentía sola y hasta miedo tenía, sacó de su mochila un polerón para abrigarse, los vuelos del cuello de su blusa salían por fuera del cuello del polerón que se había puesto, y eso le daba un toque incluso infantil. Cuando dejó de arreglar su ropa, levantó su vista y ahí estaba él, parado frente a ella, con ese aire tan salvaje, como si hubiera salido de una grieta conectada al inframundo, con sus risas burlescas y sus miradas que los incitaban a coquetear. A veces no era necesario tanto diálogo entre ellos, sólo se miraban, se acariciaban con los ojos.

SUPERMAN (Eddie Munson) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora