Frankie Harrington nunca pensó enamorarse perdidamente del Freaky de la escuela y él nunca pensó que dos personas tan opuestas pudieran tener tanto en común. Eddie la salvó una noche, y desde ahí, es que sus caminos jamás se separaron.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Vaya— agregó Frankie— Quien iba a decirlo.
— ¿Tan poca fe me hallas? —Eddie la miró divertido, enseñó sus dientes a la chica, sus ojos eran juguetones como los de un gato casero frente una bola de lana.
La luna estaba en su máximo esplendor aquella noche y Frankie no podía dejar de pensar en las palabras de Eddie, aquello no debía importarle, no era asunto suyo y ellos dos no eran nada, por lo tanto, sabía que debía hacer ese esfuerzo.
— ¿Dejarás que tu hermano vaya a vernos el viernes? —preguntó Eddie. Frankie sabía que aquello no dependía de ella, en ningún sentido.
— Eso no depende de mí, mis padres ven esas cosas— contestó cortante.
— ¿Y si vas con él? —aquello tomó de sorpresa a la chica, en pocas palabras la estaba invitando a una tocata y con eso su corazón parecía latir más fuerte— ¿O el problema soy yo? —Eddie no tenía ni una pizca de tonto, sabía que su imagen estaba demasiado tergiversada y cada quien opinaba de él sin saber lo más mínimo de su vida— Creo que tus padres no dejarían que su hijo menor esté conmigo.
— Pues...—Frankie respondió con falta de palabras, Eddie lo estaba comprendiendo bien y no la culpaba. De cualquier forma, ya era bastante extraño que él la acompañase a su casa por ''compromiso'' y que ella aceptara su compañía— No es personal.
—Sí lo es, pero me lo espero— se ríe.
—También podrías ir tú—se encoge de hombros— Y no es necesario que vistas de negro, con tachas y collares algo intimidantes. Asumo que tampoco podrías ir.
—Hey...
—Como sea, sólo fue una propuesta. Sé que no tiene sentido— se ríe sólo de los nervios.
Para Eddie, Frankie era una chica guapa, nada del otro mundo, pero lo interesante era esa diferencia entre ambos, esa especie de tensión que existía entre los dos, esa pared que la chica intentaba crear , pero que de cualquier forma desaparecía conforme aumentaban los minutos de compañía. Frankie parecía un hielo bajo el sol cuando estaba con él.
El camino a casa fue lento, algo incómodo, pero no necesitaban charlar todo el tiempo para sentir esa compañía.
— Creo que me terminaré acostumbrando a esto— dice Eddie.
—Sí, es agradable tener a alguien para caminar— dice con una sonrisa.
—¿Sólo para caminar?— pregunta Eddie, mientras arquea una ceja.
—¿A qué te refieres?— pregunta.
— ¿Tienes personas para hacer diferentes cosas? es decir, tienes a Daley para los besos, y a mí me tienes para la compañía y pasártela bien— Eddie lo dice de una manera tierna— ¿La pasas bien conmigo?
—Oh, bueno, quizás estás teniendo una imagen demasiado mala de mi relación con Daley— la chica juega con sus manos al decir estas palabras.
— Bueno, puede ser. De todos modos no es algo que sea de mi incumbencia ¿no es así?— Eddie reconoce los árboles — Creo que ya hemos llegado nuevamente— Eddie notó la casa de la chica, vivía en un buen sector, donde vivían los de buena familia— Hasta acá ha llegado mi misión— Frankie lo miró con sus ojos verdes y él le sonrió.
