Capítulo 8: La Unificación

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Harry estaba en shock cuando tras media hora de nervios tensos y miedo, después de un montón de disparos que habían hecho que casi abandonaran el claro, regresaron los miembros de su manada, ensangrentados.

Harry estaba distraído por la vista; varios habían sido disparados en brazos, piernas o ambos, pero tan sólo una persona había recibido un disparo fatal. Fenrir cargaba el cuerpo sin vida de Scott, había sido disparado en la mitad de su pecho.

Al verlos, Harry quedó sin aliento, Bryan estaba tan pálido y lívido como se sentía Harry. Loren había contenido sus lágrimas, sus ojos estaban enrojecidos, pero no había rastros en sus mejillas, a pesar de que sostenía su brazo ensangrentado con su mano opuesta.

- Necesitamos irnos, – dijo Fenrir con una enfurecida brusquedad. – Estamos en un territorio de cacería, venían por las manadas de ciervos, sabía que había una razón por la cual tenía un mal presentimiento acerca de la gran cantidad de presas en la zona.

Harry tragó y abrazó a sus hijos con fuerza.

- No tenemos otro lugar a donde ir; no podemos perder otro deposito ahora que estamos tan cerca del invierno, no sobreviviremos, – trató de decir Grant.

- ¡Lo sé! – explotó Fenrir. – Lo sé, Grant, ¿crees que no me he dado cuenta? ¡No tenemos otra opción! ¡Mataron a Scott y van a volver a matarnos!

- ¿No los mataste? – preguntó Harry con suavidad, tratando de reprimir el pánico en su voz para que Fenrir no pensara que estaba acusándolo por algo.

Fenrir exhaló un furioso suspiro. – Matamos tantos como podíamos, muchos más después de que le dispararon a Scott en el pecho, pero se nos escaparon tres. Para empezar, ellos eran más numerosos que nosotros, nos acorralaron y nos rodearon, pensaron que éramos ciervos.

- Tenemos que irnos, – dijo Harry, blanco como la leche y aterrado mientras miraba a sus hijos. – No puedo ponerlos en riesgo.

- Primero enterraremos a Scott, se lo merece, él recibió la bala por mí, – admitió Fenrir, haciendo que Harry se sintiera mucho peor, sofocó un sollozo. – Entonces tenemos que empacar e irnos. No sé si vendrán esta noche o esperarán a que salga el sol y vendrán mañana, pero vendrán.

Grant y Jonas cavaron una tumba para Scott al borde del claro mientras todos los demás, o empacaban o trataban sus heridas tan bien como les era posibles. Harry agarró las varitas y se las distribuyó a sus dueños, quedándose con la de Sirius y Fenrir antes de asegurarse de empacar pañales, toallitas húmedas, mantas y leche en polvo para sus bebés. Abarrotó la bolsa negra con tantos juguetes como cabían en ella y dejó el resto, pero Fenrir fue a buscarlos y empacó todo lo demás en otra bolsa negra, incluso las botellas de agua para preparar los biberones de los cachorros y también las barras de cereal que habían puesto en su almacén en seco. No iban a dejar nada más que el cuerpo de Scott.

Harry tragó mientras usaba una de las mantas más delgadas para atarlas alrededor de su cuerpo y acomodar a sus dos hijos dormidos en ella. Iban a empezar a buscar un nuevo hogar otra vez, dejando detrás otro depósito de comida, aunque no era tan grande como el ultimo, aun así, les hubiese ayudado a pasar el invierno. Ahora no tenían tiempo para cazar la comida suficiente para un formar un nuevo depósito antes de que el invierno los golpeara; este invierno iba a ser incluso más duro que el anterior.

Harry fue a ayudar a Loren, quien había estado teniendo problemas para vendar su brazo con una sola mano, Harry limpió la carne herida por él, hecha por lo que suponía fue un rifle de caza, era demasiado pequeña y delgada como para haber sido una escopeta como fue el caso de Scott; se aseguraría de que no hubiese escombros en el interior y la enjuago con agua hervida antes de presionar el rollo de tela sobre la herida y atarla en su lugar con otra tira de tela.

The Tribulation of the Blue Moon [Traducción]Where stories live. Discover now