Mi destino.

14.- Caramelito

Salimos fuera para tomar un poco de aire. Nos sentamos en un banco y empezamos a hablar.

—Está bien el bar este, es la primera vez que venimos pero nos vamos a hacer fijas aquí —dijo Natalia.

—Sí, la verdad es que aquí estamos genial. Yo me siento como en casa —respondí—.  Los dueños son amigos nuestros y la camarera es mi mejor amiga ¿Qué más puedo pedir?

—Hombre mucho más no se puede pedir, pero siempre se puede mejorar —me dijo Natalia—. ¿Tú vienes mucho por aquí? —preguntó.

—Yo soy fija aquí —respondí riéndome.

—Pues razón de más para venir... —Natalia hizo una pausa— Es el único sitio donde puedo verte, a no ser que algún día te apetezca tomar algo conmigo.

—Entonces nos veremos seguido por aquí —obvié lo que dijo de tomar algo las dos—. ¿Volvemos dentro? Aún te debo una copa.

—La acepto sólo si tu te tomas otra conmigo —respondió Irene.

Entramos y Sofía me estaba mirando seria. En cambio Irene me observa detenidamente riéndose. Me acerco a la barra.

—¿Qué me miras tanto? —le pregunté a Irene.

—Parece que está todo en orden —me mira mientras me inspecciona, me miraba la boca y el cuello, no entendía nada...

—Y hablaremos... y me explicarás qué te pasa —hice una pausa—, estás muy rara.

Le pedí las copas de Natalia y la mía.

—¿Otra copita juntas? —me pregunta.

—Se la debo —respondí.

—¿Es maja no? —me dice refiriéndose a Natalia mientras me prepara las copas.

—Sí, la verdad es que sí —contesté.

—¿Es simpática?

—Sí.

—¿Es agradable?

—Sí, también.

—¿Es guapa verdad?

—Sí, las chica es guapa, las cosas como son —¿a qué venía tanta pregunta? Irene me sonríe—. ¿Qué sonríes?

—Nada, caramelito —y se empieza a reír—. Aquí tienes las copas. Natalia está esperándote ahí, y he de decirte que no te quita ojo...

—Estará vigilando que no me equivoco al pedirle la copa —le dije ingenua de mí.

Cojo las copas y me acerco a Natalia, le doy soy copa.

—Háblame de ti... —dijo Natalia.

—¿Qué quieres saber? —pregunté.

—¿Tienes pareja?

—Pareja, pareja... lo que se dice pareja, no. ¿Y tú? —le pregunté.

—No. ¿Qué has querido decir con eso? —me pregunta— quieres decir, que tienes algún rollete o algo pero no es nada serio...

—Es difícil de explicar... —empecé a reírme.

—¿Hay alguien en tu corazón? —preguntó.

—Sí, eso sí. 

—¿Eres correspondida? —volvió a preguntar.

—Creo que sí.

—¿Y por qué no estás con ese chico? —antes de darme tiempo a contestar hizo otra pregunta— ¿o a caso es chica?