44.- Reavivar las llamas.

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Era perfecto tener a Sofía entre mis brazos, pero ya la mesa empezaba a ser incómoda...

—Princesa, ¿Por qué no nos vamos a la mantas y el nórdico que puse en el suelo? Esta mesa me está empezando a destrozar la espalda...

—¿Te duele mucho? —me preguntó preocupada.

La verdad es que no me había dado cuenta, pero si me empezaba a doler bastante, las contracturas que tenía me estaban pasando factura.

—Nada, no te preocupes, no es nada —dije haciéndome la dura.

Sofía se levantó y me invitó a ir con ella, nos dirigimos a la chimenea, que estaba ya en las últimas.

—¿Empieza a refrescar? ¿O es que estamos escasas de ropa? —me preguntó entre risas.

—Serán ambas cosas... —Sofía cogió su culote y mi camiseta y se lo puso. Estaba tremendamente sexy...— Me encanta cuando te pones mi ropa... —hice una pausa, no había caído que si ella se había puesto mi camiseta, ¿Qué me pondría yo?— ¿No pretenderás que me ponga tu top no?

—Sería muy gracioso la verdad... pero no te haré pasar por ello. Espera aquí un momento —Sofía salió del gran salón y al rato volvió con una camiseta en sus manos—. Toma, cari.

—Así que aquí estaba la dichosa camiseta... Pensé que la había perdido y resulta que la tenías tú...

—Me la dejaste un día para dormir y pues... me la quedé... —me dijo con una sonrisa y una carita de niña inocente.

—Tienes más ropa mía que yo, al final tendré que ir a tu casa para poder vestirme... —le dije entre risas.

—Yo encantada que vengas a casa a vestirte... —me miró picarona— Y a desvestirte... —me puse nerviosa y Sofía lo notó— No te pongas nerviosa —dijo riéndose.

—¿Sabes que esa camiseta es mi favorita no? —le pregunté.

—Lo sé, por eso la tengo en mi poder... —Sofía hizo una pausa— La traje el fin de semana pasado como dormí aquí y me la dejé olvidada, pero me encanta dormir con ella puesta... Huele a ti —Sofía me sonrió—. Mira que dese que la tengo ya ha pasado por unas cuantas lavadas, pero sigue oliendo a ti... Menos... pero sigue oliendo a ti.

—Pero si la tienes ya hace mucho tiempo ¿Cómo va a seguir oliendo a mí?

—Te lo juro, que todavía sigue oliendo un poquito a ti, no como al principio... pero todavía perdura tu aroma.

—Escucha, si tanto te gusta dormir con ella... póntela, yo me pongo la que traje —le propuse.

—No, póntela tú, así vuelves a dejar tu aroma de nuevo en ella y cuando se le esté yendo el olor de nuevo, te la dejaré para que te la pongas y luego me la devuelves —Sofía hizo una pausa—.  Porque sobra decir que ya es para mí —dijo entre risas.

—Te la regalo.

—Bella, estaba de broma, sé que es tu camiseta favorita, te encanta ponértela.

—Princesa, ¿mi camiseta favorita en tu cuerpo? No puedo pedir más, si me encantas cuando te veo con mi ropa, imagínate con mi camiseta favorita... —hice una pausa— A ti te queda mejor que a mí, cuando te la dejé y te vi con ella puesta... mira cállate que me pongo mala —dije nerviosa.

—Mentira, esta camiseta te queda como anillo al dedo, me pones mucho con esta camiseta... A mí me está grande... —dijo entre risas.

—Sofía, ,e encanta cuando te pones mis camisetas, mis camisas... me vuelves loca cuando te pones mi ropa, pero cuando te vi con mi camiseta favorita... si es que no se ha inventado la palabra para describir lo que me gustó, lo que me puso, lo que sentí... —Sofía me abrazó y me besó.

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