30.- Amor a primera vista.

174 5 0
                                    

A la mañana siguiente...

—Pero... ¿Y esto? —preguntó Sofía entre risas.

Al escuchar a Sofía, nos despertamos Irene y yo. Me desperté con Irene entre mis brazos, la estaba abrazando.

—Bella, que rico que me abrazas... —dijo Irene sonriéndome y me separé enseguida de ella.

—Ups, lo siento... no me di cuenta... —dije muerte de vergüenza.

—No lo sientas, me ha encantado despertar entre tus brazos —dijo Irene sonriéndome—. Que calentita estás.

—¿A que sí? —dijo Sofía entre risas.

—Chicas, me vais a sacar los colores —dije avergonzada.

—Bella, abrázame un poquito más... —me pidió Irene.

—Irene, no... —dije entre risas.

—Sólo un ratito más anda...

—Yo también quiero... —dijo Sofía, pero también me negué.

Me tumbaron boca arriba y se abrazaron las dos a mí.

—Lo que me hacéis hacer... —dije derrotada.

—Ya, claro. Nosotras... Que tú no haces nada ¿no? —dijo Sofía refiriéndose a lo que pasó la noche anterior.

Al cabo de un rato, me levanté de sopetón de la cama y me quedé de pie encima de la cama mirándolas. Sofía e Irene me miraron, después se miraron entre ellas y sonrieron.

—¡Ahora! —gritó Irene.

Salieron las dos corriendo detrás de mí. Empezamos a correr alrededor de la cama y por encima de ella, pero no tenía mucho espacio para poder esquivarlas a las dos. Terminaron por cogerme y me tiraron a la cama y empezaron a hacerme cosquillas. No podía parar de reír, se estaba convirtiendo en una tortura para mí. Por mi parte también empecé a hacerles cosquillas y terminamos por hacernos cosquillas entre las tres. Después de estar un rato jugando, nos duchamos, comimos todos juntos, tomamos café, jugamos a las cartas, recogimos todo y pusimos rumbo para casa.

Llegamos al pueblo, dejé primero a Sofía, que me pillaba de paso y después fui a dejar a Irene.

—Bella... —dijo Irene cuando estábamos en la puerta de su casa aparcadas— Quería decirte que he sido muy feliz contigo...

—Yo también Irene, ya lo sabes.

—Bella... —continuó diciendo Irene— Yo sabía que te quería...

—Y yo también sé que me quieres, qué cosas tienes... —dije entre risas.

—Bella, en esta casa rural me he dado cuenta de que te quiero más de lo que creía... —Irene hizo una pausa— Bella, cuando te vi encima de la cama sin reaccionar, me quería morir —continuó diciendo Irene mientras me miraba a los ojos— cuando me di cuenta que podía pasarte algo... —la mirada de Irene se volvió triste.

—Nena, no pienses más eso, lo siento mucho de verdad —dije poniendo mi mano sobre su mejilla.

—Lo que quiero decir, es que en ese mismo instante se paró el mundo... Ahí me di cuenta de que te quiero mucho más de lo que creía... que eres la persona más especial que tengo en la vida... —dijo Irene mirándome con ternura.

—¿Eres tonta? Me vas a emocionar —intenté no descomponerme.

—Bella, no lo hago por emocionarte, sólo quiero que sepas que te quiero... Que no sé qué sería de mi vida sin ti... Me cuidas como nadie lo ha hecho nunca, me proteges de todo, me das un cariño que me da la vida, me haces reír, me das confianza... —continuó Irene— Creo que eres mi mitad.

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora