12.- Crecer.

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Conforme los años pasaron, las tasas en adopción de niños bajaron considerablemente, llegando incluso a la triste cantidad de hasta solo 3 o 4 solicitudes de adopción, de las cuales, solo 2 o 1, salían exitosas.

En los recuerdos de Hoseok aun viven esos días en los que veía a sus noonas llorar por la tristeza que les traía el panorama frente a sus ojos.

Ni un niño cabia mas en la enorme casa, la comida y objetos de uso personal eran esacasos y, aun asi, ls mujeres no tenían corazón para dejar a ni uno mas solo y desamparado.

Hoseok, siendo apenas un adolescente de 15 años, intentaba ayudar lo mas que podía. Después de todo, sabía que a esa edad, ya nadie querría adoptarlo. No obstante, sentía que no era suficiente, y por más que insistió, salir a buscar un trabajo de medio tiempo, no era una opción.

˂˂ Sé que solo quieres ayudar, Hoseok. Pero no podemos dejarte hacer eso, todos nos meteríamos en problemas. ˃˃

Fueron tiempos difíciles, en donde la pelea por no cerrar todo aquello que fue su vida entera, agoto a cada persona que formo parte de ello.

Pero el castaño era fiel creyente de la frase; Después de la tormenta siempre sale el sol.

Todo era cuestión de tener esperanza y nunca rendirse.

Y fue así como después de una lucha que parecía interminable, los fondos comenzaron a llegar por parte de buenas personas de enorme corazón a los que la noticia de la crisis del orfanato llego por hasta ahora, medios desconocidos. Pues no importaba cuanto ruido hicieran del tema por todos los medios de comunicación existentes; nadie parecía escucharlos.

Los días fueron un poco más sencillos dentro de la gran casa hogar, preocupación aun existían, pero ya no eran tan sofocantes.

Las adopciones seguían siendo escasas, pero por lo menos, alimento en sus platos había.

Amor era lo único que jamás podría faltarles.

Los años seguían pasando, algunos mas rápidos, otros, parecían más lentos que un caracol. Y cuando el numero 18 fue puesto en su pastel de cumpleaños, Hoseok tuvo la revelación de su vida.

En poco tiempo, debería dejar la casa hogar; en poco tiempo debía salir como un adulto en busca de un empleo para poder pagar su universidad.

Porque si, Hoseok llegaría a ser alguien en la vida, se lo había jurado a sí mismo una noche en la que el recuerdo de una vez mas no ser escogido para formar parte de una familia lo golpeo de pronto. El no necesitaba una familia, porque ya la tenía. Consistía de sus noonas y demás niños que con el pasar de los años crecieron con él, y no necesitaba más, estaba bien y era feliz.

Y ahora a sus 21 años debía salir, y no iba a mentir, había un poco de miedo mezclado con curiosidad dentro de su joven cuerpo, porque aunque sabía que no estaría del todo solo contra el verdadero mundo exterior, lo desconocido siempre lograba atemorizarlo un poco.

Su fantástica noona Yerim, lo veía mientras hacia su maleta con un apenas perceptible puchero en sus labios. Hoseok se acercó a ella, abrazándola por la cintura como desde pequeño solía hacerlo.

—Haz crecido también, mi pequeño Hoseokie. — con dulzura le dice mientras sostiene las mejillas del joven. Él le sonríe, con esos dos pocitos apareciendo en sus mejillas.

—Gracias a ustedes, noona. Jamás me voy a cansar de agradecerles todo lo que hicieron por mí — entre sus manos, ahora grandes, toma las suaves y delicadas de Yerim retirándolas suavemente de su rostro —, me dieron una familia. Y le juro, que estudiare y trabajare duro para regresar todo y que nunca jamás les vuelva a faltar algo.

—Sé que lo harás, Hoseok. Eres un chico muy perseverante y eso ya dice muchas cosas buenas de ti. Así que no hay ninguna duda de que serás grande y que cumplirás todos tus sueños y metas.

Después de un último abrazo y un beso en la mejilla de parte de su noona, Hoseok termina de empacar.

Las despedidas siempre son difíciles, desde aquel día lo tuvo claro. A sus espaldas, los niños de diferentes edades lo miraban con tristeza en sus ojos, alguna de sus noonas lloraban y la directora le sonreía grande y con orgullo.

Hoseok suspiro — Quiten esas caras, — con una risita dice — no me estoy muriendo o algo por el estilo, vendré a visitarlos cada que pueda, lo prometo.

—Ten mucho cuidado, Hoseok. — La directora, Joohyun, le dice —Sé que ya eres mayor, pero intenta no meterte en problemas, ¿quieres? Y si necesitas ayuda, siempre estaremos aquí.

—Lo sé, no se preocupe, directora Joohyun. — se inclina haciendo una reverencia demostrando su respeto hacia la mujer.

— ¿Llevas el papel con la dirección y numero de Yoongi?— Yerim pregunta por tercera vez en lo que va del día.

—Sí, noona. — muestra el pequeño post it de color azul entre sus dedos. La pelinegra asiente aliviada —Bueno, supongo que es hora. — Suspira con una sonrisa estirándole los labios — Por favor no se olviden de mí.

—Jamás podríamos, cariño.

La puerta frente a él estaba abierta, el viento fresco de marzo lo golpeo el rostro cuando salió de la enorme casa. Y cuando la madera se cerró a sus espaldas, y el enorme portón de rejas negras se abrió ante sus ojos, Hoseok sintió que un nuevo capítulo en su vida estaba por comenzar.

—Jungkookie... espero no te hayas olvidado de mí, porque voy a buscarte. 







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Hola!!

Disculpen la tardanza con esta actualización, tuve algunos días malos y no tenía inspiración alguna, también sé que no es un capitulo muy entretenido pero prometo que pronto habrá mucho hopekook

Gracias por leer y votar, eso me hace muy feliz!!

I Love You, Kookie - Hopekookحيث تعيش القصص. اكتشف الآن