CAPÍTULO 11| Belén

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—Cuando tenga hijos los pondré a estudiar desde casa —me quejé una vez me encerré en mi habitación con Miranda—. El instituto solo trae personas problemáticas.

Mi amiga se rio, como si el regaño de mi madre y el enojo de Adrián fuesen una broma.

—Los estarías privando de tener una vida social. Además de que educación en casa es para millonarios... Aunque si los tienes con Adrián te creo que lo hagas.

Suspiré, dejándome caer a su lado en la cama. Ojeaba una de sus revistas, la nueva de la semana y en donde aparecía una película que se estaba estrenando en la portada.

—¿Crees que debería disculparme con Adrián? —La revista cayó abierta a su pecho mientras pensaba.

—Bueno... no hiciste bien en ocultárselo, pero decírselo también estaría yendo en contra de tu política de cero guerras. Creo que deben hablar, pero no estoy segura de que debas disculparte.

Adrián estaba furioso. Que me hubiese dado dinero para un taxi cuando podía recogerme sin problema era la prueba fiel de ello. ¿Qué pasaría en su cumpleaños?

Volví a soltar un suspiro.

—¿Ya hablaste con Kyle? —Soltó un sonido afirmativo desde su garganta. La miré cuando no me dijo nada más—. ¿Y bien? ¿Qué pasó?

—Nos besamos... Se podría decir que estoy de novia, pero caí en cuenta de que no tendré nada de lo que los demás tienen, porque ya se irá a la universidad y solo podremos vernos el fin de semana o poco tiempo los demás días. Esperaba un poco más de emoción.

Nos quedamos en silencio por uso momentos hasta que ella se quejó y giró su cuerpo para quedar acostada sobre su estómago y así tenerme en su vista.

—¿Puedo hacerte una pregunta un tanto personal y metiche? —Reí.

—Eres mi mejor amiga. Claro que puedes hacerla.

—¿Has tenido sexo con Adrián? —Hice una mueca, sin esperar la pregunta.

—No, pero... siento que podría pasar en cualquier momento porque cuando nos besamos... como que nos gusta de más. No solo a él, yo también me siento... diferente. Y ha habido un tanto de toqueteo, no te lo negaré, más que todo en los últimos días, pero nada más allá o comprometedor. Creo que ambos todavía tenemos en mente que solo nos podemos entregar a nuestro compañero; siento que sería un bonito recuerdo para tener entre ambos. Adrián me cuidaría, estoy segura. ¿Kyle te mencionó algo de eso? —Negó, tomando la almohada para abrazarla.

—No, pero también me sentí... diferente. ¿Crees que podría hablar de esto con tu mamá? No creo que la mía reaccione del todo bien.

Asentí, pensativa. Mi madre con gusto le ayudaría, compartía con ella el gusto por la medicina y las dudas de Miranda entraban en ello. Además, mi madre tenía a mi padre, sabía mejor cómo eran los lazos entre licántropos, aunque no fuese una.

—¿Quieres hablar con ella ya? Porque yo no quiero bajar y que me regañe más.

Ella bajó sola, pero solo unos minutos después escuché que mi madre me pedía bajar también. Recogí mi cabello antes de ir, preguntándome qué necesitaba de mí o solo quería seguir con su regaño.

Mi madre sirvió un té. Miranda ya tenía el suyo en sus manos. No supe si el sonrojo de su rostro se debía al vapor calentándolo o si tenía tanta vergüenza por hablar con mamá.

—Miranda vino a comentarme algo; creo que sería bueno que tú también lo escuches.

Oh...

Carraspeé, tomando la taza.

Luna creciente (Precuela Cantos a la Luna)Where stories live. Discover now