CAPÍTULO 65| Belén

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Mientras más pasaba el tiempo, peor me sentía. El dolor en la espalda se había aumentado y las contracciones irregulares volvieron, así que no la estaba pasando bien.

Miranda a mi lado intentaba consolarme y darme algo de alivio. Me había puesto el vestido para que el dolor no fuese muy horrible, pero no se iba, al igual que la preocupación por el paradero de Adrián.

Sin embargo, minutos después entró mi marido a casa viéndose preocupado.

Me levanté tan rápido como pude y lo miré desde lo lejos esperando encontrar alguna herida o algo grave por sanar. No teníamos a Nahsary cerca para curar algo muy grave y yo no podía usar mi sangre, pero Adrián estaba sin un solo rasguño.

—¿Qué pasó? ¿Dónde está Kyle?

—Mi padre me mandó de regreso para no dejarte sola y preocupada. Kyle está con ellos, los vampiros... no sé qué pasa con esta luna, pero no me siento bien.

Se dejó caer en el sofá, al lado de Miranda. Los ojos de mi amiga se apagaron al recibir la noticia de que Kyle estaba peleando.

Me sentía muy mal, no quería ni siquiera acurrucarme al costado de mi marido.

—Iré a recostarme, la espalda me está matando. Avísenme cuando lleguen Kyle y Daniel. Mindy, en una de las alacenas hay una cera de abeja y en el jardín hay caléndula, ¿puedes ir preparando una pomada? Por favor. Y también debe hacer raíz de kava en alguna parte, cuando lleguen pones a hacer un té, ya yo me encargo del resto.

Minutos después escuché que alguien entraba a la habitación. No me giré, me sentía algo mareada también.

—¿Estás bien? —preguntó Adrián. Negué sorbiendo.

—Creo que la preocupación que sentí por ti me adelantó el trabajo de parto. Necesito que me ayudes a ver si tengo dilatación para llamar a mamá.

Su rostro, que se había posicionado frente a mí, se preocupó.

—¿Rompiste fuente? —Negué.

—Me duele la espalda muchísimo, no hay posición que me calme el dolor. No sé si son contracciones o qué, pero me duele mucho.

—¿Quieres un masaje? —Asentí. Él se movió entonces para posicionarse detrás de mí. Me dio un pequeño masaje que, aunque no me quitó el dolor, se sintió bien—. ¿Cómo te reviso?

Le expliqué lo que debía hacer, pero no tenía nada de dilatación.

Cuando me volvió a mirar lo noté mal a él.

—¿Qué te sucede?

—Nada, solo... me siento extraño, creo que ahora sí la luna comienza a actuar en mí.

Me senté un poco y le señalé su lugar.

—Recuéstate mientras llegan —dije al ver su frente perlada de sudor.

Negó.

—Iré donde Miranda, la dejamos sola.

No tuvo que hacerlo porque en el momento en el que se levantó para irse, la puerta sonó. Ambos sabíamos lo que eso significaba así que yo, ignorando el dolor, también me levanté.

Miranda ya estaba atendiendo a Kyle, revisando sus heridas y Daniel apenas entraba.

Adrián corrió a socorrer a su padre mientras yo me acercaba al sillón.

—¿Cómo están? —pregunté en general mientras me desinfectaba las manos.

—Yo estoy bien, solo unos cuantos rasguños que Mindy puede ayudarme a limpiar. —Asentí y miré a mi suegro, notando la sangre que empapaba su pantalón.

Luna creciente (Precuela Cantos a la Luna)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt