Capítulo 11 "Nuevas reglas"

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“La trampa más efectiva es la que atrae a la presa”

Aquella lección nunca le ha fallado, sabe utilizar su mejor carnada, la misma que usa para cazar. Allí estaba, esposado y restregado en la arena cómo un gusano, no importaba las mil maneras de explicar lo sucedido, ante las evidencias y tres testigos, su palabra no servía de nada.

Ante su desventajosa situación se resigna a guardar silencio, el teniente estaba colorado, si no fuera por su uniforme y el hecho de que se tratara de su asistente, no podía llamar la atención ante los medios y manchar la reputación de usar una placa. Cierra ambos puños y aprieta los labios reteniendo todas las palabrotas que estallaban y rebotaban en el interior de su cabeza. Se para ante él y dice —Por tu bien. Espero no verte más nunca. — Señala.

Marcos seguía en socks, mientras era jalado al carro patrulla, observaba perdido cada rostro que se le atravesara hasta que observa una mirada desafiante y burlona, un rostro satisfecho. Abre completamente los ojos, se dio cuenta en lo más profundo que era la persona que buscaba, ahora todo tenia sentido. Nima le seguía con los ojos serciorandose que el carro patrulla se llevara a la única persona que amenazaba en descubrirla, misión cumplida.

Pero sentía que alguien mas sabía su plan secreto, veía su mirada y para esa persona el culpable era otro — ¿Porque arruinaste a ese joven?

Nima endurece la mirada, obligada a darle explicaciones a la única persona que ocultaba su secreto—. Se estaba acercando, tuve que hacerlo— dice con indiferencia. El señor Ángel presentia que algo en ella no estaba bien.

—Te dije que no hicieras nada ¿Porque me desobedeciste?

—¡Porque era lo correcto!

—¿Lo correcto? ¿Arruinarle la vida a un joven inocente es hacer lo correcto? ¿Acaso te he enseñado eso?

—Me has enseñado que debo hacer para que no me atrapen y eso es lo que estoy haciendo.

—De esta manera esta mal. Además, crearse enemigos es cómo dejar abierta la puerta de tu casa. Quizás hoy nadie te robe pero el día de mañana alguien lo hará. Hoy tu enemigo no podrá atacarte pero eso no significa que no lo pueda hacer el día de mañana.

—¡Que lo haga! no le temo a nadie. Se lidiar con los enemigos, siempre lo hago.

—Te equivocas, es diferente. Tu no sabes lo que es tener enemigos.

—Igual probarán el filo de Kitty sea quién sea.

—Yo no te enseñe eso ¿Que te está pasando?

—Me has enseñado a practicar lo único que siento y deseo.

—Nima, esas no son palabras tuyas, tu deseas ser algo mucho más que un...

—¡Dilo! un MONSTRUO y si es eso lo único que soy. Estoy cansada de fingir en ser alguien que no soy.

El señor Ángel estaba tan sorprendido que se queda mudo de la impresión. En ese momento llega el teniente y observa los golpes de su hija, susurra un improperio, cosa que la hace sonreír, le pregunta cómo se siente y ella afirma que le duele. Le soba el hombro, ella levanta los ojos y ve una mirada brillante y risueña, algo qué sale desde lo más profundo y es tan genuino que no la puede fingir por más que lo intente. 

—Te llevaré a la clínica.

Ella agita la cabeza —. No papá, ya no me duele tanto, estoy bien.

Él señor Ángel nota que aquellos golpes eran pintados y guarda silencio. De repente suena un teléfono y el señor Santos atiende la llamada. Luego se acerca a ella y le da un beso en la frente —Te quiero pequeña.

Nima - Una depredadora disfrazada de presaWhere stories live. Discover now