Nima - Una depredadora disfrazada de presa

Capítulo 14 "Un nuevo amigo"

Su debilidad más grande acariciaba la punta de su nariz hasta sentir su calor. Levanta la taza y siente ese dulce con un leve toque amargo, mientras observa los poster de películas ochenteras recubriendo las paredes rústicas. Llega una jovencita vestida de blanco con un delantal rojo y coloca sobre la mesa un plato de galletas con chispas de chocolate recién horneadas. —Aquí tiene, cómo le gusta.

Pellizca un pedazo y sin perder de vista el poster de la película "La chica del dragón rojo" la misma portada de su libro. Cierra los ojos al sentir el sabor a vainilla y chocolate mientras masticaba. Entregandose antes los pequeños y simples deseos humanos un día de la semana, olvidándose de su compañera silenciosa, sintiéndose cómo una integrante más de lo que las criaturas comunes le suelen llamar sociedad.

Un sorbo más, inalando los dulces placeres humanos, pero una sensación qué conoce muy bien interrumpe es pequeño momento en el tiempo y el espacio donde va viajando en un cosmo de chispas de chocolate y café, revolviendose en una cortina de estrella que se convertía en leche. Una risita agena le hace recordar qué esta vez no está sola. Abre los ojos y se concentra en lo que hay al frente, una taza que no ha sido tocado por quién la está observando con una atención qué ella misma descuidó de su parte. Sus mejillas se torna roja y esquiva la mirada diciendo —¿De qué te ríes?

Richard seguía con su sonrisa abierta, era perfecta y encantadora, además sus hoyuelos acentuaba el encanto de esa sonrisa cómo un marco de curvas ante un bello cuadro de estrellas —. Es que hay algo de ti que me causa un no se, curiosidad— dice conteniendo con poco éxito su risita y sin apartar la mirada, recoge la taza con una delicadeza ceremoniosa y porfin prueba.

Primera vez que alguien le hace saber su curiosidad, se preguntaba el motivo y no lo contiene. Richard se recuesta en el espaldar de su asiento y sus labios se estiran de extremo a extremo, resaltando sus hoyuelos hasta que por fin dice —Es que no pareces el tipo de chica que le gusta leer obras de crímenes.

Ahora se preguntaba por dentro que habrá visto para dar aquella conclusión, parte de su camuflaje era dar a entender que era una chica ordinaria pero la conclusión de ese joven le hacía pensar que en algo se había equivocado ¿En qué se habrá equivocado? Se sentía vulnerable, inquieta, quería saber la razón de su error, pero al mismo tiempo no debía mostrar mucho interés, tenía que demostrar que sólo era un interés de pura curiosidad trivial —¿Qué tipo de chica te parezco?— dice.

Richard extiende un brazo casi justo de tocar la ventanilla, mantiene un silencio profundo y sólo se escuchaba su respiración, inclina la cabeza pero no emite palabra. Nima no podía ver sus ojos escondidos detrás de esos lentes ahumados tipo aviador. Pero sentía cómo su mirada penetraba su cabeza cómo si una mosca reboloteara en el interior de su frente.

Estaba desesperada pero no podía emitir una señal más allá de un interés trivial, de lo contrario se expondría a alguna otra conclusión que quizás se lo tenga guardado y está esperando el momento para hacérselo saber. Pero había otra cosa, no podía ver su mirada, más sin embargo lo que estaba viendo estaba por debajo de su barbilla y vaya que no lo disimulaba.

Se entrecoje de brazos y le da una abofeteada con la mirada, Richard ríe hasta golpear la mesa. Ante aquella reacción se sonroja y endurece la mirada —. Lo siento— ríe—Mis disculpas, es que eres no se...—abre su sonrisa— Eres el tipo de chica que le gustan los gatitos y las películas de princesas.

Ella se desinfla por dentro al darse cuenta que él no a concluido algo que la exponga, sólo buscaba vagamente la manera de ligar con ella. Le sigue el juego, quizás pueda desbaratar su coqueteo. —¿Y eso es malo?— actúa cómo si estuviera ofendida.

—No—menea la cabeza—Para nada, pero pienso que eres alguien mucho más profunda de lo que dejas ver a simple vista—. Se inclina hacia ella cruzando los dedos de sus manos.