𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 𝐖𝐢𝐝𝐨𝐰 || Eddie Munson

Capitulo 3.

IRIS OBSERVO CON ATENCIÓN COMO EDDIE, relataba todo lo que paso la noche anterior en su casa. A pesar de encontrarse un poco más tranquilo, seguia temblando, como si en algun momento los chicos lo fueran a traicionar y la policía atravesara la puerta del cobertizo para llevárselo.

—Su cuerpo se elevó en el aire y... se quedó flotando. En el aire. Y sus huesos...— Iris se sintió mal cuando el castaño cerro los ojos, como si no quisiera seguir recordando—. Sus huesos empezaron a quebrarse. Sus ojos. Era como si algo dentro de su cabeza tirara. No supe que hacer, así que... salí corriendo. La deje ahí.

Romanoff y Harrington se miraron a los ojos durante unos segundos, casí como teniendo una conversación sin decir palabra alguna. Todo lo que Eddie les estaba contando parecía estar relacionado con el otro lado, y si sus sospechas eran ciertas, Iris iba a comenzar a cansarse y a dejar todo detrás.

—Creen que estoy loco, ¿no?— Eddie bajo la cabeza sospechando que todos lo miraban como si hubiera perdido la cabeza.

Y el pensaba que si la había perdido, todo lo que contaba sonaba tan surrealista que incluso se llego a cuestionar si estaba lo demasiado drogado como para imaginarse eso.

—No. No creemos que estés loco— Dustin se apresuro a contestar.

—¡No me mientas, viejo! Sé como suena.

—No te mentimos.

—Te creemos.

—Yo te creo, Eddie— Iris susurro inclinándose hacía el y tomando su mano, como si con su simple toque se fuera a calmar, y aunque ella no lo notara, Eddie si.

—Mira, lo que voy a decirte puede ser un poco... difícil de asimilar.

—De acuerdo— Eddie miro a todos con un poco de desconfianza.

—¿Viste que la gente dice que Hawkins está maldito?— Eddie guardo silencio—. No están... tan equivocados. Hay otro mundo. Un mundo oculto debajo de Hawkins. A veces se infiltra en el nuestro.

—¿Tipo fantasmas y eso?

—Hay cosas peores que los fantasmas.

—Los monstruos de este otro mundo... se habían ido, supuestamente. Pero ya regresaron antes. Por eso necesitábamos encontrarte.

—Si regresaron, necesitamos saberlo.

—Esa noche, ¿viste algo?

—¿Partículas negras, quizá?— Eddie negó ante la pregunta de la pelirroja.

—Algo parecido a polvo, remolinos de polvo.

—No, viejo, no había nada que se pudiera ver o... tocar. Yo intente despertarla. No se movía. Era como si estuviera en transe o algo así.

—O bajo un hechizo.

—Una maldición.

—La maldición de Vecna.