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Esa noche, Marcus se terminaba de vestir y besó el hombro de Amina que estaba terminando de peinarse.
-¿Todo bien?
-Si, es que esta trenza…malditos tutoriales mentirosos… -contestó renegando.
-No me refería al pelo, ya lo vas a conseguir. 
-¿Y entonces? -él suspiró y se sentó apenas a un lado del tocador.
-Estas muy seria, no me das ni pelota por más que me pasee en calzones. -contestó elevando de manera muy leve la voz y ella sonrió. 
-No, no te paseaste en calzones sino sabrás como habríamos terminado.
-¿Pero entonces que? No quiero verte así, gruñona ¿hice algo? Porque te juro que no me di cuenta, ni tampoco lo voy a adivinar.
-No, no hiciste nada. -en segundos se saco todas las hebillas y se dejó el pelo suelto, tomándolo de la nuca lo besó de manera apasionada y como si nada lo soltó para pintarse los labios.
-Amina…
-Tu madre, eso me pasa.
-¿Qué? -se separaron quedando el extrañado y ella soltó un suspiro.
-Eso, te lo cuento mientras vamos, no es mucho.
-Ok, ¿qué hizo ahora? -con esa pregunta en mente partieron camino a la cena que había preparado Katrina. 
-Boludeces, eso hace. ¿Viste que hoy fui a terminar de estudiar a lo de Jul?
-Si.
-Bueno, la señora se dignó a mandarme un audio de whatsapp, espera, escucha. -mientras bajaban por el ascensor ella busco el mensaje:
-Hola Amina ¿como estas? Yo…quería contarte…que me recomendaron un psicólogo y ya saque turno, de verdad quiero quererte. Espero que estés bien, besos.
-¿La escuchaste? Es única ¡y menos mal!
-¿Y eso te tiene mal porque…? A lo que voy ¿porque te pones así por eso?
-¿Cómo que por qué? Porque me hace sentir como pisar babosas descalza, o sea…-tomó aire y exhaló intentando calmarse- ¿ahora quiere quererme? ¿Me tenía que ir para que haga algo? Lo hubiese hecho cuando lo necesitaba…
-Bueno, que haga lo que quiera, hacé como yo y hablales cada vez menos hasta que solo te hablen cuando te necesiten. -contestó abrazándola y caminando hasta el auto.
-Bueno… -murmuró- ¿pero sabes qué es lo que más me molesta? es que lo haga ahora, en este momento, cuando al fin le estoy dando como cajón que no cierra a su hijito. -le sonrió y acarició su mejilla antes de subir y dejar que su hermano cierre la puerta.
-Reitero, dejala que haga lo que quiera, vos seguí dándome como cajón que no cierra. -contestó riendo- ¿es nueva esa?
-Si, la saque de instagram.
-Quiero esa página.
-Esta bien. -su humor fue mejorando dado que aceptó el consejo de Marcus, además tenía razón, que haga lo que quiera como siempre…si no le funcionó en 18 años es muy raro que le funcione ahora.
 Era la primera vez que Amina conocería a los padres postizos de Marcus y según él no les hablo mucho de ella. Al llegar era una casa no muy grande con un estilo minimalista y muy cuidado. Abrió una señora pelinegra alta y delgada, algunas canas y arrugas delataban el paso del tiempo, si bien su mirada era triste los recibió con una gran sonrisa y abrazó a ambos:
-¡Marcus, querido! Ya los estábamos esperando, pasa. -y su mirada pasó rápidamente a su acompañante- Y vos debes de ser la responsable de que tenga esa sonrisita cada vez que lo vemos.
-Ah ¿si? -sonrió-Soy Amina, un gusto. -ella le iba a dar la mano.
-Yo soy Katrina, un placer, de verdad.-la abrazó- perdón es que me pone muy contenta, pasa, pasa. -entró y en un living, sentados en sillones individuales estaban Marcus y Alfredo 
-¿Amina? -ella asintió- un gusto conocerte al fin, soy Alfredo. Marcus nos habló bastante de vos y ya queríamos conocerte…
  Amina notó a su hermano algo nervioso durante la comida y los anfitriones eran muy amables y se notaba que eran buenas personas, en la sobremesa Katrina le pidió ayuda para llevar el café pero se dio cuenta al volver que era por una charla que ellos tuvieron en privado. Lo que llegó justo cuando Alfredo apretó el hombro de Marcus de manera amistosa y le dijo:
-Tranquilo, vas a ser nuestro muchacho igual, te queremos como a un hijo, no te vas a deshacer de nosotros por un detalle como ese. -Marcus tenía los ojos que contenían lágrimas y al escucharlo suspiró con alivio, Amina no entendía nada y Katrina sonrió como entendiendo todo. 
-Gracias, son los mejores…
-No agradezcas que igualmente mañana te quiero a horario en el trabajo. -rieron- tomemos el café sino Katrina se enoja.
-Yo no me enojo.
-Como digas, mi amor. 
 
-¿De qué hablaron? -fue lo primero que Amina preguntó cuando se subieron al auto listos para volver.
-Que sutil. 
-Hermanito, estabas con los ojos que casi llorabas… -explicó y él soltó un suspiro.
-¿Sabes que no te dejaría por nada del mundo?
-Si…
-Tenia miedo, pánico. Le conté que somos hermanos, me dijo que ya lo sabía, Katrina le contó y no me preguntes porque no se como lo supo. -pensó unos segundos- Tenía miedo que ya no me quisieran y que me den la espalda porque estoy en pareja con mi hermana…
-¿Entonces te contestó lo que escuchamos?
-Si. 
-Que bueno, a mi me caen muy bien.
-Seguro que a ellos también les caíste bien.
 Mientras caminaban del estacionamiento al edificio abrazados él confesó:
-Sabes nunca me importó lo que hagan o piensen nuestros padres…pero ellos…estaba realmente nervioso y también asustado de su opinión.
-Creo que te envidio.
-Ah no, Katrina ya te va a acaparar, vas a ver. Igualmente vos tenes a tus amigas.
-Buen punto. -al salir del ascensor y buscar las llaves en sus bolsillos Marcus recordó:
-Mañana haceme acordar de que tenemos que ver algunas inmobiliarias que me recomendó Alfredo.
-¿Por qué mañana? -pregunto pero al entrar él ya estaba besándola.
-Porque hoy, ahora ya, quiero hacerte el delicioso -la subió teniendola de las nalgas haciendo que rodee con sus piernas su cintura- dormir abrazados y volverlo hacer a la mañana ¿Te parece?
-Si, perfecto, una gran idea.

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Buenas espero les haya gustado este avance en la historia, ya falta menos

Deseos ProhibidosWo Geschichten leben. Entdecke jetzt