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Marcus estaba en la sala de espera con todos los estudios en mano, por suerte no había mucha gente y le habían dado el día en el trabajo, aún así estaba nervioso, su pierna temblaba inquieta y le sudaban las manos. “Que no sea nada grave, que no sea nada grave…” pensaba “No, ahora que estoy con Amina. Ahora que soy feliz otra vez me vengo a enfermar, no pego una, meado por un elefante estoy…”

-Melej. -llama el médico.

-Buenas tardes. -lo saluda con un apretón de manos y pasa al consultorio mientras el doctor cierra la puerta.

 No muy lejos de allí se encontraba Amina con sus tres amigas recorriendo las calles para encontrar el vestido indicado para la entrega de diplomas y la posterior salida. En eso siente que Juliette le da un leve golpe con el codo y ella vuelve de sus pensamientos.

-Mina ¿Qué te pasa? -ahi las otras dos también prestaron toda la atención a las respuesta.

-Nada grave es que hoy Marcus iba a ir al medico a ver qué es lo que tiene, dijo que prefería que venga a comprar con ustedes y después me contaba sobre el resultado.

-Pero igual estas preocupada. No hay nada mas feo que no saber de la persona que amas, pero vos lo podes solucionar poniendo el volumen del teléfono alto y de seguro que lo primero que va a hacer es llamarte. 

   De las tres se podía notar que claramente, Nina era la que estaba más contenta porque al fin iba a participar de algún evento escolar con amigas de verdad y no sola. Juliette iba porque le prometieron comida y alcohol, Catalina, la integrante más reciente, contaba que era muy importante para ella y su familia y nuestra protagonista porque claramente Marcus la había convencido.
 Entraron a una tienda que vendía solo ropa de fiesta, en su mayoría vestidos, e inmediatamente comenzaron a hurgar. 

-Me voy a probar este. -dijo Catalina sosteniendo uno negro de tirantes que parecia ir al cuerpo.

-¿Negro? ¿Segura? -preguntó Nina, amante de los colores claros.

-Si, no voy a gastar tanto para ponermelo una vez, el negro va para todo… -mientras decía eso Juliette les mostraba uno azul eléctrico.

-¿Qué les parece este? -miró para todos lados- ¿Y Mina?

-Acá estoy. -se escuchó solo su voz.

-Amiga, sos compacta, no te vemos, levanta la mano. -dijo Nina riendo y vio la mano de Amina mostrando solo su dedo medio. 

-¿Todo bien allá arriba o hace frío? -le preguntó  ella en el mismo tono. 

-Dejense de estupideces y acompañen al vestidor. -concluyó Juliette y Catalina que nunca las había oído aún burlarse de sus estaturas se las quedó mirando- No te asustes, esas dos siempre se burlan en cuanto a lo que miden pero se quieren mucho.

-Esta bien, entiendo. -aunque que el humor negro de ambas siempre la sorpendía, era verdad que Amina pasaría por no mucho los 1,50 y Nina se acercaba a al 1,90 y al parecer se divertian bromeando con respecto a ello. 

-No me gusta. -dijo Juliette abriendo la cortina del vestidor. -Chicas a esto le falta tela, se me ve todo. 

-Depende cómo lo uses, ponete en pose de diosa empoderada. -dijo Nina.

-¿Cómo es esa pose? -preguntó. 

-Por dos. -comentó Cata.

-Espalda recta, con seguridad y pensá en que sos la misma Afrodita y todo te valga. -su amiga la intentó.

-Soy como la misma afrodita a la que casi se le ve un pezón. -soltó una carcajada que contagió al resto. Y Amina le tendió un vestido azul oscuro. 

Deseos ProhibidosWhere stories live. Discover now