7-Duele

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Narra Beatriz

La golpeo hasta que queda inconsciente no sé por qué pero ahora siento un dolor en el pecho al hacerle esto, veo que llega Samuel.

-Pero que has hecho?.- mira la escena asombrado.- La mataste?.

Me acerco a su mano tomándole el pulso, lo tiene normal.

-Debemos llevarla con Alicia ella le va a curar las heridas.- tomo mi arma.

Hace que lo mire a los ojos mientras acaricia mi brazo herido.
La cabeza me duele mucho, fue fuerte el golpe que me dio.

-Te desconozco, sé que con los hombres eres así de dura pero jamás me imaginé que le hicieras algo así a esta pobre chica.- la toma en sus brazos.

-Intentó escapar.- lo sigo.

-Está secuestrada, has hecho que le baile a un desconocido, casi la violan y tú crees que se va a quedar tranquila esperando que Fabricio la rescate.

-Ya deja de hacerme sentir culpable que bastante mal me siento.- me subo a su auto.

-Vamos a ver que le contamos a mi padre.

La acomoda en los asientos con cuidado, quedo mirándola a detalle su abdomen está sangrando y su rostro se está tiñendo de moretones. Que mierda hice, sólo serían unos rasguños pero terminé destrozando su cuerpo, Sabina se tenía que encargar de que no se escapara por ningún motivo hoy era mi día libre en el que podría estar con Samuel disfrutando pero resultó ser una verdadera pesadilla, el jefe me va a matar cuando se entere de como la dejé, estoy jodida.

**

Despierto luego de un rato sedada, me fijo que la bala ya no se encuentra en mi hombro solo siento un poco de ardor, ella está en una camilla a mi lado tiene algunos parches en las heridas mas feas, sin darme cuenta unas lágrimas asoman por mis ojos, me las limpio enseguida esta chica no puede hacer que cambie mis emociones yo nací para matar y golpear.

-Por qué no finalizas lo que empezaste con tus manos malditas.- apenas abre sus ojos, están inflamados.

Suspiro intentando encontrar una respuesta que me ayude.

-No debiste escapar ni mucho menos disparar, fue un error y ahora pagas las consecuencias.

-Pensé que eras buena pero ahora solo veo a un alma podrida llena de odio, te gusta ser temida porque prefieres que los demás vean a alguien fuerte que puede con todo cuando en realidad sufres por dentro y te desquitas haciendo sangrar al resto.

-Para maldita sea, tu no sabes nada de mi vida.- me pongo de pie con rabia.

-Eso huye de aquí porque te duele escuchar el demonio que eres.

-Basta, sabes que significa Damnatus en latín?.

-Dímelo tú.

-Condenados o Malditos, así que sí carita de ángel estoy condenada a ser una mujer de alma maldita de por vida.- me paro en frente de su camilla.- Esta es la verdadera Beatriz la que casi te mata.

Toma mi mano haciendo que me calme, ella proyecta una paz imposible de superar.

-Deja que te ayude a superar esto, quiero ver a la chica que se esconde tras su caparazón.

-Tengo que irme.- me alejo rápidamente.

Siento un dolor en mi pecho que me hace querer desaparecer de este mundo, soy una mierda de persona que debería estar bajo tierra.

Entro en mi habitación furiosa golpeo todo a mi paso, tomo una chaqueta y camino por entremedio del bosque hasta llegar al acantilado, lloro desconsolada cayendo de rodillas al piso, maldita sea el día en que se me ocurrió jalar del gatillo por primera vez si eso no hubiese pasado yo no estaría aquí sintiéndome culpable, podría haber tenido una vida normal junto a mis seres queridos.

Pero que me está pasando yo nunca siento arrepentimiento de las cosas malas que hago, quién eres Alexa, maldigo el día en el que se me ocurrió secuestrarte.

**

Me meto a darme un baño de espuma con una copa de whisky a las rocas, pongo la mente en blanco intentando relajarme.

-Eso no es bueno para el brazo.- me sobresalto al verla afirmada en la puerta.

-Qué haces aquí?, deberías estar reposando de la paliza que te di.

Se sienta en el piso afirmando su espalda en la pared.

-Te perdono por como me dejaste, hablé con tu jefe para que no te haga nada así que no tienes de que preocuparte.

Juego con mis manos pensando en como es que tiene un corazón tan bueno.

-Por qué lo hiciste, yo nunca te pediría ayuda carita de ángel.

-Deja el orgullo de lado y mejor dame las gracias.- sonríe esperando de brazos cruzados.

Me pongo de pie totalmente desnuda, me observa.

-Te gusta lo que ves?.- envuelvo mi cuerpo con la toalla.

-La cicatriz que tienes en tu muslo cómo te la hiciste.- se pone de pie.

-A mí también me intentaron violar.- le doy una copa.- Venía tarde del colegio cuando dos sujetos me atacaron con un arma, uno de ellos pasó su navaja por mi muslo me defendí como pude hasta que el arma quedó en mis manos y los maté a ambos, pertenecían a la banda Truhuiyan.

-Es la banda enemiga de los Damnatus verdad?.

-Sí, a los días después apareció un chico muy guapo ofreciendo que me uniera a su banda, no entendía por qué, yo solo sabía que iba a ir a la cárcel por lo que había echo, entonces fue cuando supe que a esos dos hombres que había matado eran los hijos del jefe de la banda Truhuiyan.

-El chico guapo era Samuel?.- se sienta a mi lado.

-Así es carita de ángel.

-Y entonces que pasó.

-Sin saber les quité un peso de encima a los Damnatus, le pagaron a la policía,  me dieron protección, están pagando los estudios de mi hermana menor y ahora soy una de ellos con la diferencia que puedo matar gente sin remordimiento, lo único malo de toda esta historia es que mi hermano mayor está muerto por culpa de tu novio.

-Eres una mujer fuerte a pesar de ser una asesina.- me mira a los ojos.- Beatriz aún estás a tiempo de salir de esto, yo confío en que eres una buena chica que puede lograr todo lo que se proponga, hay un mundo entero ahí afuera esperándote.- me abraza.- Has vivido muchas cosas tu sola, piensa en tu hermano, de seguro jamás quiso que estuvieras en esta mierda.

Quedo petrificada ante su acto, acaricia mi cabello con dulzura sintiéndome débil e indefensa. El dolor de ramifica por todo mi cuerpo hasta la punta de de mis dedos, mi pecho se apreta.

-Mi hermano estudiaba medicina y cuando supo que yo estaba entrando en esto él también se metió.- siento como ruedan lágrimas, me aferro a ella como un niño a su osito de peluche favorito.

Es imposible que me esté pasando esto y peor aún, ella me está consolando.

-Mírame.- me toma del rostro.- Así dejaste mi cara llena de moretones y para que hablar de mi abdomen, pero aún creo en ti.- se aparta.

-Duele, ni te imaginas cuanto.- sollozo.

-Cambia, aún puedes.- abre la puerta para irse.

-A dónde vas?.

-Volví a la habitación oscura, solo podré estar una hora a la luz del sol, adiós Beatriz.- me da una media sonrisa y se marcha.

Tomo mi cabeza procesando todo que pasó, es la chica de más buen corazón que he visto en mi vida, acaba de darme consejos y me perdonó como si nada hubiese pasado. Sin embargo este caparazón no se va a romper tan fácilmente, ella no es nadie.

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Samuel en multimedia
Como que Beatriz es un poco terca, debería dejarse ayudar.

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