12-Perra

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Narra Alexa

Nos vimos la temporada completa de anatomía de un escándalo, la serie estuvo buenísima y Beatriz es una buena compañía. Se durmió en mi hombro, son aproximadamente las once de la noche.
Me aparto pero sus brazos se aferran más a mí, que manía la de pasar las noches así de pegadas ni con Fabricio nos dormíamos así.
Paso la yema de mis dedos por su precioso rostro, mi respiración se empieza a agitar al llegar hasta sus labios, son tan carnosos que los besaría con mucho gusto, oh mierda no puedo sentir deseo de ella es como el síndrome de Estocolmo.

****

Despierto de la maldita inyección, me encuentro acostada en la cama de Beatriz, está frente a mí con los brazos cruzados.

-Casi es de noche, has estado bajo los efectos como tres horas.- me lanza un vestido.- Vamos que debemos trabajar.

-Perdona?, estás llena de moretones con cicatrices y por si no lo recuerdas están buscandonos para darnos un tiro en la cabeza.- hablo sarcástica.

-Mi rostro está en excelentes condiciones gracias a ti así que prepárate que se nos hace tarde.- se coloca unos aretes largos.

Lo que faltaba otra noche llena de miedo y aventura, me arreglo lo más rápido posible. Me sorprendo al ver que el lugar de reunión es aquí en la isla pero en otra casa más discreta, por dentro es como un club nocturno, que ganas de ir a la barra y beber un poco.

Luego de varios minutos de puja nos adquiere un chico de unos treinta y tantos años, nos lleva hasta la habitación donde empieza la "fiesta privada", Beatriz se pone en el caño y vaya que tiene dotes para bailar en este, se mueve de arriba abajo moviendo sus caderas al ritmo de la música es demasiado sensual, tanto él como yo quedamos embobados por su actuación.

-Quiero que se deseen entre ambas.

Me toma con sus finas manos y me pone de espalda a ella, echa mi pelo a un lado mientras besa mi cuello, muerdo mi labio conteniendo las ganas de soltar un pequeño gemido, creo que el sujeto está empezando a disfrutarlo. Me toma de la mano poniéndome frente a sus ojitos de cielo, pone su dedo pulgar en mis labios e inconscientemente lo chupo, oh querida Beatriz que pretendes conmigo.

-Confías en mi?.- susurra en mi oído.

-Lo hago.

Acaricia mis pómulos mirándome a los ojos, se acerca lentamente hasta que siento sus labios sobre los míos quedo estática totalmente nerviosa.

-Dejate llevar.- rodea mi cintura.

Me toma de la barbilla intensificando el beso, sus labios son tan suaves y carnosos que solo quiero morderlos.
Enredo mi mano es su cabello mientras movemos nuestras bocas a un compás casi devorandonos, que sensación más rara recorre mi cuerpo, un golpe de adrenalina me invade logrando que disfrute cada segundo de su boca.

Nos separamos por falta de aire me sonríe de forma coqueta, sirvo las copas de vino echando sedante a una de ellas.

Se besa con él hasta que cae rendido a nuestros pies, le sacamos los documentos que tiene. Aparece Samuel con su computadora para revisar las cosas de él. Nos indica que ya nos podemos marchar, Beatriz toma la botella de vino junto con los vasos y hace que la siga.

Caminamos por unos veinte minutos hasta llegar a las orillas del acantilado, el cielo se ve maravilloso nos sentamos apreciando la vista.
Cierro mis ojos disfrutando el vino, aún tengo su sabor en mi boca.

-Un brindis por lo buena pareja que somos, deberías ser una Damnatus.

-No estoy dispuesta a matar gente pero me gusta hacer misiones contigo.- hago chocar nuestras copas.

-Besas muy bien carita de ángel.- se acerca lentamente hasta rozar nuestros labios.

Dejo que continúe, su mano la lleva a mi cuello y me besa hasta casi dejarme sin aliento, lamo su boca sonriendo.

-Lástima que esto acaba esta noche.- miro hacia el océano.

Mira hacia donde yo lo hago sin entender, entonces se da cuenta de la situación.

-Perra.- me da una bofetada furiosa.

-Estás jodida ojitos de cielo.- río al ver como las luces de los barcos se asoman.

Anoche mientras ella dormía encontré su teléfono y le envié un mensaje a mi padre contándole todo lo que sabía del lugar en el que me tienen.

-Les voy avisar a todos para que hoy haya una masacre aquí.- se pone de pie.

-Vas a dar cinco pasos y te vas a desmayar, me encargué de vaciar la mitad del sedante en tu vaso.

Me toma del cabello.

-Te vas a arrepentir.- dice en sus últimas palabras y cae al piso.

-Cuídate y abandona este mundo.

Arrastro su cuerpo hasta dejarlo al lado de un árbol, le dejo el collar en unas de sus manos, solo espero que todo salga bien, al menos nuestra despedida fue épica con ese beso que me movió el piso. Fue tan apasionado que me hubiese encantado haber seguido.

Corro por la orilla del acantilado hasta encontrar una parte no tan alta, logro ver cuerdas para bajar, tomo una de ella y me pongo el arnés dispuesta a lanzarme. Una sirena se empieza a escuchar por todos lados, miro hacia abajo y veo a tres sujetos con sus armas esperándome. Maldita sea, me vuelvo hacia donde estaba antes a paso rápido, huir con tacones en medio del bosque no se lo recomiendo a nadie.

Pasa alrededor de una hora, los disparos retumban en mis oídos. Me escondí en una cueva que encontré, los pies ya no me dan para más.

Escucho que unos pasos se acercan, me asomo de apoco hasta ver que son tres policías, siento un gran alivio, empiezo a llorar de la felicidad, levanto mis manos y de inmediato llegan a mi lado. Me ayudan a caminar por entremedio de los árboles, cada vez es más peligroso el camino.

-Creíste que te ibas a librar de mí así como así.- escucho su maldita voz.

Nos damos vuelta y ahí está apuntandonos con su sonrisa malvada.
De inmediato hay tres armas en dirección hacia su cabeza.

-Si haces algo ellos te van a matar y sería una lastima desperdiciar esos ojitos color cielo.- intento hacerme la fuerte.

Da una media sonrisa hacia el lado, lanza un cuchillo que impacta en la garganta de unos de ellos y les da un disparo en la cabeza a los otros dos, empiezo a temblar al ver de lo que es capaz esta hija de puta.

-Creo que ahora estamos tu y yo.- les arrebata las armas a los cadáveres.

-Estás loca.- me lanzo sobre ella.

Queda arriba mío tomándome de las manos impidiendo que me mueva.

-Por tú culpa esa gente esta muerta y adivina cuantos soldados más están muriendo por salvar a la hija del oficial Guerreiro, ahora si que tienes las manos manchadas.

-Si es así entonces peleemos las dos sin armas.

Mira hacia el cielo riendo.

-Bien carita de ángel, hagamoslo.- se quita de encima mío y lanza las armas y cuchillos.

Joder por lo menos botó unos siete cuchillos de su cuerpo.

Me pongo en posición con mis puños, que estoy haciendo, me va a dar una verdadera paliza y lo voy a lamentar pero no pierdo nada con intentarlo.

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Alexa está cavando su propia tumba!!

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