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"No tengo el conocimiento de tus talentos, está situación es tan hipócrita, aún deseo que el futuro sea brillante"




Y observó.
un sentimiento lo envolvió por completo, no sabía exactamente si era ansiedad o tranquilidad, aún cuando eran dos sensaciones completamente diferentes... el encontrar la identidad de sus sentimientos no era una tarea fácil, seguramente para nadie lo era

quizás por eso seguía mirando por la ventana pegada a su cama, llovía, no era tan fuerte, pero los relámpagos caían uno sobre otro, una y otra vez... Quizá se sintió asustado por un momento, pero entonces se preguntó el porque se sentía así, era como si estuviera a punto de cambiar su vida, tal vez era así, esperaba buenas noticias, los relámpagos en rápidos segundos iluminaban todo el lugar, Dazai pensó que podría confundirse con la luz del día aún estando en la oscuridad, así como el y Chuuya eran, relámpagos que iluminaban la oscuridad haciéndola ver por pequeños lapsos de tiempo como si fuera iluminada.

tocaron la puerta, Dazai se levantó de la cama pensando en quien sería lo suficientemente idiota para ir a esa hora y con ese clima, pensó en Chuuya, pero ciertamente sabía que él no iría, él estaba realmente enojado; miro por la ranura y después abrió la puerta, lo que haya pensado antes sobre aquella persona idiota lo omitia totalmente

-hola mamá- hablo con suavidad mirando como la mujer cerraba su paraguas y entraba al departamento de su hijo quien se encontraba en pijama junto con el cabello ligeramente desordenado -¿me llamas mamá? nunca me visitas!- hablo la mujer, con una voz molesta, Osamu cerro la puerta soltando un pequeño suspiro y después fue junto a su madre la cual tomo asiento sobre el sofá, Dazai imitó su acción sentandose frente a ella -lo siento... al menos te llamó- se excusó, la pelicafe bufo y nego con la cabeza -¡solo para pedirme cangrejo!- alegó

-¿eso no cuenta como llamada?- silencio, uno de poco tiempo, antes que la mujer riera con suavidad por la ironía desvergonzada de su hijo

-ya, está bien, viene a visitarte para ver cómo estabas- sonrió la mujer, Dazai la miro con los ojos entrecerrados por aquella inusual respuesta -no, seguramente saliste y la lluvia llegó así que mi departamento te quedaba cerca y viniste-

silencio nuevamente, despues ambos rieron. No tenían una relación muy unida, no iban a todos lados juntos, tampoco se llamaban a menudo, pero cuando se unían se trataban con naturalidad y por lo general no peleaban, cada uno respetaba la vida de él otro y no se metían con eso, sin embargo cuando Dazai callo en el hospital la mujer no se fue a casa, quizá para los demás era raro, podría parecer que no le interesaba su hijo, pero ella lo quería a su manera, ambos lo hacían y estaba bien

-me haz descubierto, bueno ¿que tal la universidad? ¿sigues peleando con Chuuya todo el tiempo?- le pregunto y Dazai pensó un poco, la mujer soltó una pequeña risa al ver como su hijo callaba -realmente no entiendo porque se odian tanto- nego la mujer

-Chuuya escribió un libro, de cómo nosotros siempre nos odiamos- ella lo escucho y no supo que responder, usualmente lo haría con gracia pero no lo hizo ya que Osamu se escuchaba algo serio -¿que hay con eso?- cuestionó, en un intento de que dijera lo que sentía al respecto -nada en realidad.. simplemente que pensé que me gustaría ver el final, el cómo concluyó con la historia.- murmuró, después de eso sonrió un poco -será la fiesta de la tía de Chuuya ¿no es verdad? seguramente todos beberán y dormirán el el jardín- la castaña asintio riendo un poco

-seguro que sí, sabés que ella es amante del whisky- Dazai asintio, pero está vez lo hizo de forma apagada, su padre, el mismo también era un adicto al whisky, su madre se dió cuenta que pensaba en eso al instante y después suspiro por lo que diría, no era buena para los temas serios pero debía hablar sobre esto, despues de tantos años -Dazai, cuando tu padre murió yo... realmente descuidé mucho tu niñez, lo siento- se disculpó, el mencionado nego con la cabeza -no pasa nada, entiendo- respondió, después la mujer lo miro -sabes... siempre quise saber exactamente lo que sucedió ese día..- el castaño supo en un instante la intención de aquella pregunta, Osamu se levantó y miro por la ventana de su habitación, nunca había hablado con nadie al respecto, ni siquiera con Chuuya...

𝒖𝒍𝒕𝒓𝒂𝒗𝒊𝒐𝒍𝒆𝒏𝒄𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora