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"hablando con la voz alta, con una cadena irrompible, las llamas de nuestro egoísmo nos rodearon y quemaron... el aire de la palabras se llevó nuestras cenizas"






Chuuya conducía, lo hacía para llegar lo más rápido posible hasta aquel hotel, realmente no comprendía porque Dazai estaba haciendo todo eso, era ridículo, él lo conocía perfectamente él nunca hubiera entrado a una de esas redes de citas pero lo había hecho.

se estacionó, fue a recepción hablando como si él fuera uno de los invitados a aquella habitación así que lo dejaron entrar al hotel, subió por las escaleras rápidamente y empezó a escuchar ruidos extraños, es decir era un hotel realmente diseñado para tener sexo, pero sabía que tipo de sonido escuchaba se acercó entonces pudo oír ciertos gritos, miro el número de puerta, era la habitación correcta, tocó un par de veces y los ruidos cesaron poco después abrieron, se encontró con un hombre alto, muy alto y rubio -¿disculpa? ¿eres el que iba a traer la champagne?- pregunto aquel hombre Nakahara sonrió y asintio

-oh si, soy yo-

lo empujó y golpeó directamente su cara, entro a la habitación cerrando la puerta detrás de él para evitar un escándalo mayor, aquel rubio había caído al suelo y tocaba su rostro adolorido -Dazai! soy yo! vámonos de aquí!- grito esperando ser escuchado, poco después una puerta se abrió, ahí lo miro, Dazai Osamu

sus ojos se abrieron grandemente ante aquella acción hecha por el castaño, estaba verdaderamente sorprendido. Dazai había corrido hacía el y lo había abrazado, con fuerza, el rostro de Chuuya estaba sobre el pecho contrario, podía sentir su pulso, parecía que su corazón iba a salir en cualquier momento -gracias por venir...- hablo el más alto, ciertamente con algo de vergüenza, era más que evidente, eso no era sorpresa, siempre que había salvado a Dazai el lo miraba verdaderamente avergonzado pero jamás le había agradecido como ahora, porque incluso aunque no lo dijera verbalmente Chuuya sabía que era un agradecimiento, acaricio su espalda. Después se separó mirándolo -Sal de aquí- dijo cuando notó como aquel americano se había puesto de pie aturdido

Dazai sin alguna opción salió de la habitación, cosa que a Francis no le agradó mucho -¿que diablos?- hablo el rubio, Chuuya sonrió suavemente

-escucha, niño rico, él es mío ¿entiendes?- hablo y después le dió una patada en el abdomen, nuevamente aquel hombre cayó, Chuuya se acercó a él mirandolo -eso es por meterte con mi... chico- hablo y con ello salió de la habitación, ahí se encontraba Dazai esperándolo, sin embargo sabía que hacer está vez; ahora no le permitiría que olvidará lo sucedido para que fuera el mismo hijo de puta de siempre, oh no

Osamu le miro avergonzado, más sin embargo Chuuya lo tomo del brazo fuertemente arrastrándolo con el, manteniendo una mirada completamente sería -ouh..? diablos me lastimas- se quejó y Nakahara sonrió por ese hecho, lo sabía

-cierra la boca- le cayó mientras seguía caminando junto a él, llegaron a su auto y ambos subieron entonces Chuuya empezó a conducir, el ambiente de ese momento era tenso, Dazai lo miraba por el retrovisor observaba aquella mirada sería del contrario, era algo extraño... lo había visto enojado muchas veces, casi toda su vida, pero jamás lo había visto así; Dazai se dió cuenta que conducía hasta el departamento de Chuuya, realmente no le molestaba, pero le inquietaba un poco su postura ahora -¿que es lo que te pasa?- le preguntó siendo vergonzosamente ignorado por el, bufó y volvió a cuestionarle -dime, ¿que diablos te sucede?- entonces cuando el semáforo pinto sus colores en rojo Chuuya lo miro

-estoy molesto, se supone que eres el tipo listo ¿porque hiciste una tontería?- lo miro unos cuantos segundos antes de volver a conducir, el ambiente se volvió silencioso... cómo cuando sientes que estás ido en tus pensamientos incapaz de formular una respuesta coherente, el asunto es que los pensamientos no existían... simplemente se evaporaron por completo

𝒖𝒍𝒕𝒓𝒂𝒗𝒊𝒐𝒍𝒆𝒏𝒄𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora