Capítulo XV

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Un nuevo comienzo

Rodaric comenzó a soñar tan pronto como se durmió, el sueño lo trasladó justo al momento en que Yata despertaba en el cuarto de Vell un poco desorientado al no reconocer donde se encontraba, ya era la tercera vez que eso sucedía, pero aún no se acostumbraba. Recordaba con mucho detalle su verdadera habitación: sus juguetes, su cama y su colección de cuernos, plumas, escamas y otras cosas que los animales suelen tirar. Solía salir a cazar con su padre y él coleccionaba los rastros de los animales que encontraba.

Todos se habían conectado al sueño de Rodaric, pero no podían verse entre ellos, tampoco se percataban de lo que Yata sentía o pensaba, prestaban atención a otros detalles, podían moverse un poco por el entorno, pero si se alejaban demasiado comenzaban a ver la escena muy borrosa.

Cuando Yata recordó que estaba en casa de Vell se levantó y salió del cuarto, se dirigió por un pasillo hacia un patio cuadrado que se encontraba en mitad de toda la casa, cruzó el camino central del jardín y llego al otro lado donde se encontraba la sala principal y la cocina. Ahí estaba Vell, sus cuatro hermanos y sus padres; estos últimos no lo habían conocido porque llegaron en la madrugada, se quedaron apoyando a las personas que necesitaban ayuda.

—Un gusto conocerte, tú debes ser Yata, mi nombre es Martón. Vell me ha contado todo sobre ti, pero yo tengo muchas preguntas —dijo el padre de Vell mientras la madre interrumpía.

—Cariño, acaba de llegar, deja que se relaje un poco, no puedes interrogarlo el primer día. Seguro está muy cansado.

En ese momento tocaron la puerta con tal fuerza que todos se miraron entre sí, muy asustados, los padres de Vell aún más. Así que se acercaron a la puerta para averiguar quien era.

—¿Quién es? —preguntó Orinn, la madre de Vell.

—Somos la escolta personal del Rey, él ha venido a verlos —respondieron del otro lado de la puerta.

Todos se impresionaron con la noticia, se colocaron en la mejor postura posible, no sin antes sacudirse el polvo. Orrin se acomodó el cabello rápidamente y abrió la puerta.

—Buscamos al chico que salvó al reino esta noche, el Rey quiere que nos acompañe al castillo, para rendirle un merecido homenaje y fiesta en agradecimiento y todos ustedes están invitados.

Los caballeros a caballo comenzaron a desplazarse hacia un lado para permitir que el Rey pasara, una vez que estuvo al frente, dijo:

—¿Y bien? ¿Dónde está nuestro salvador?

Todos en la casa voltearon a ver a Yata y él casi hace lo mismo para ver si miraban a alguien más, pero como sabía que no podría tratarse de otra persona, dio un paso al frente, Vell le dio una palmada en la espalda con un poco de empuje para que se acercara más.

—Soy yo —dijo mientras miraba al Rey que le sonreía con unos ojos brillantes.

—Así veo, no olvidaría tu rostro por nada del mundo. Sé que te invité hoy en mi castillo, pero no pude esperarte, hay mucho por hacer si vamos a festejar la victoria contra los vampiros y por ti, el nuevo salvador del reino.

—No hice gran cosa, solo tuve la suerte de ser un vampiro incompleto o un híbrido, como me dijo mi antiguo maestro y los profetas de mi imperio —comentó mientras el Rey alzaba una ceja.

—¿Profetas? ¿Vienes de Garasu? —preguntó intrigado, se frotó la barba y lo miró con un solo ojo, luego con el otro—. Tenemos mucho de qué hablar, si eres quien creo que eres puede que la esperanza no solo sea para el reino. Sube a ese caballo, tendrás el honor de montar uno de mis más hermosos y codiciados corceles.

Courband: La Noche EternaWhere stories live. Discover now