Cuando el siguiente eslabón de la evolución humana toma consciencia de su superioridad biológica, sólo el caos puede prevalecer. Pero Helmut Zemo está dispuesto a eliminar al experimento como parte de su misión contra los super humanos. Incluso si e...
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Había una pequeña imagen en su cabeza. Sin embargo, era demasiado difusa. Apenas podía captar colores amorfos. Se sentía perdido dentro de su propia mente. Como si hubiera dado un paso atrás en la oscuridad, y de repente, hubiera caído en un gran agujero. Y aún no encontraba la forma de escapar. Si por algo era conocido Helmut Zemo, era por su increíble ingenio, su inteligencia. Por sobre todo aquello, su valentía. No había nadie que pudiera compararse con él.
Y aún así, no podía salir de su inconsciencia.
Había algo moviéndose sobre su rostro. Por alguna razón, parecía una caricia. La incongruencia de la escena con los últimos instantes que recordaba, lo alarmaron. Su corazón —único sonido que podía captar con claridad—, latía acelerado tras su pecho. Pero no podía abrir sus ojos, y se sentía singularmente atrapado.
Mientras los segundos pasaban, la imagen que su mente intentaba demostrar comenzaba a volverse más nítida. Las formas dejaban de fusionarse entre sí, y los límites de la realidad parecían regresar a él. Estaba vivo. Aunque la idea de haber muerto no había llegado a pasar por su cabeza, entendía que había sido una posibilidad bastante factible.
Una cálida voz lo invitaba a abrir los ojos. Entre susurros casi imperceptibles y el contacto delicado, el sokoviano casi podía permanecer completamente perdido en la inconsciencia. Pero entendía que no debía hacerlo. Una parte suya gritaba desesperada recordando que no sólo se encontraba herido, sino que también se encontraba en peligro. El experimento aún seguía allí, probablemente cerca, y podría despedazarlo si se lo proponía.
