19.Instinto de supervivencia (parte 2).

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		El ala este tenía una arquitectura redonda, con salas pequeñas que oficiaban de pequeños laboratorios para los científicos

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El ala este tenía una arquitectura redonda, con salas pequeñas que oficiaban de pequeños laboratorios para los científicos. En el centro exacto, la sala principal donde contenían a River estaba sellada con puertas de metal, cristales resistentes, y al menos una docena de hombres de seguridad armados. La primera línea de seguridad consistía en una simple revisión, pero la segunda debía pasar a través de un control de los ingresantes, los trajes de bioseguridad, una limpieza para evitar el ingreso de cualquier patógeno externo y una revisión del estado actual de la persona —es decir, sanos—.

La última línea era un poco más simple: se presentaba declaración sobre el conocimiento de los riesgos que implicaba ingresar con el experimento. Sin embargo, a pesar de las diferentes dificultades que pudieran presentar o no, en todas existía al menos una pequeña la posibilidad de ser descubiertos.

Zemo pasó primero, mostrando la pequeña tarjeta identificatoria ante la seguridad, y luego, sobre el lector digital. Clover lo siguió de cerca, con la cabeza baja y el corazón a punto de saltar fuera de su pecho. Los accesos eran aprobados gracias al trabajo de Banner en el exterior, y pronto se encontraban tras la primera línea de seguridad.

Era como Bluebird, sólo que un poco más organizado: luces tenues, medidas de seguridad en los pósters de la pared, y una gran cantidad de cámaras. Todo estaba indicado con precisión, midiendo la distancia entre los pasillos, salas y oficinas. No habían demasiadas personas; los pocos científicos que rondaban en el lugar parecían lo suficientemente distraídos como para no reparar en su presencia.

COLLATERAL › barón zemoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant