Faltante

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—Mira

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—Mira... —llamó Jack dócilmente—. ¿Quieres comer?

Conway, sentado en una silla al lado de la cama, extendía un pequeño vaso con compota suave a un niño sentado en la orilla de una cama de hospital. El pequeño de ojos azules miró la comida fijamente, sin intención clara de querer agarrarla. Jack tomó una cuchara extra que tenía y tomó un poco de la crema para llevársela a la boca, comiendo un primer bocado.

—Es seguro, ¿ves? —dijo, extendiéndole el vaso de nuevo—. Es manzana.

El niño miró a Conway un breve momento; luego, miró el vaso y cuidadosamente lo sujetó con ambas manos. Se demoró unos segundos viendo el puré, Jack esperó pacientemente hasta que tomó su cuchara, sacando lentamente un poco de la papilla del recipiente. Cuando probó la comida y siguió adelante, Jack suspiró satisfecho esbozando una ligera sonrisa para el niño.

Con su piel de un tono rosáceo y moretones desapareciendo, se veía mucho mejor que hace unos días. Varias marcas de raspaduras aún se veían en sus piernas, donde no alcanzaba a cubrir la pequeña bata azul claro que llevaba puesta, pero estaba cicatrizando adecuadamente y ahora sus heridas eran solamente costras curando. Doctor Muerte dijo que estaba sanando de maravilla, que era un niño muy fuerte.

Jack extendió lentamente la mano para acariciar cuidadosamente la cabeza rubia. Su cabello ahora lavado tenía un tacto totalmente diferente, más suave y sin esconder el brillo amarillo de sus hebras. El pequeño permitió el tacto tranquilamente, mientras seguía comiendo en silencio concentrado en sujetar el vaso.

Es un niño tranquilo, reiteró lo que había concluido un par de días atrás. Conway ya tenía esa impresión desde la primera vez que lo vio despierto, pero tuvo la certeza con la segunda revisión médica, dónde nuevamente se comportó con un temperamento sosegado, sólo quejándose contadas veces con pequeños sonidos por el dolor de sus músculos tensos que enfrentaban el camino de la recuperación.

En estos días que habían pasado, Conway se dedicó a atenderlo. Con ayuda de Muerte lo limpió para que no se agobiara y, durante las tardes que estaba despierto, se quedaba a su lado para ayudarlo a comer y acompañarlo durante sus revisiones. El pequeño sólo llegó a rechazar el tacto de Jack o del médico cuando en algún punto de sus músculos le dolía especialmente, pero sin impedir que le frotaran ungüento que al parecer asoció con alivio.

Algo que contrastó con su comportamiento sereno y cooperativo, fue su negativa inicial a comer lo que se le ofrecía. Con una mirada desconfiada, juzgando cada plato de comida, se rehusaba a siquiera sujetarlo. Entre Gordon y Doctor Muerte quisieron traer diferentes cosas en un intento de que aceptara algo, pero fue Jack quien encontró la solución al problema: Probar la comida primero.

Agachado a su altura, asegurándose de que lo viera bien, Conway dio un bocado de lo que sea que le estaban ofreciendo, demostrándole que comió satisfactoriamente. Después de una mirada crítica, el niño aceptó por fin comer algo. Los vítores de Gordon y Muerte completaron el cuadro mientras el pequeño desayunaba por primera vez.

El mar es infinito: El caso de los gemelos no identificados || GTAroleplayWhere stories live. Discover now