CH16: (Impresiones)

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Los Santos es una ciudad "movida", por decirlo de alguna manera

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Los Santos es una ciudad "movida", por decirlo de alguna manera. A pesar de que en el mapa no resaltara demasiado, sin duda había trabajo aquí, circulando por las calles con su propio estilo de locura. Un par de visitas de incógnito a lo que llamaban "Garaje central" fueron suficientes para que tuviera la certeza de que las personas allí tenían mucha energía —varios rozando el límite de su paciencia—.

Alborotos por fiestas esporádicas sin sentido, un par de peleas en gasolineras por un insulto al azar; al menos una vez al día escuchaba una persecución a lo lejos. Al principio fue difícil ver todo sin meter las manos: tuvo que tragarse sus regaños algunas veces y, de hecho, detuvo personas en moto vendiendo droga por puro instinto.

Siempre que estuvo a punto de sacar su placa para declarar que era un policía, recordaba que técnicamente no tenía aún permiso para ejercer su profesión en Estados Unidos, así que acababa llamando a emergencias mientras inventaba excusas para retener a los rufianes. Habría conseguido satisfactoriamente unos cuantos detenidos, fingiendo demencia e impidiendo que escapasen.

Aunque existía una visible actividad punible en varios distritos, se dio cuenta que no es que hubiese pocos policías trabajando. Las patrullas circulaban por las calles con frecuencia y su tiempo de respuesta era bueno. La mayoría del personal policiaco que encontró se desempeñaba bien y tomaba en serio su puesto. Aunque las unidades en las que se movían no fueran tan lujosas como en Londres, en general estaba teniendo una buena impresión del CNP.

Al observar a los compañeros policías de Los Santos demostrar tanto interés y cierto mimo a la profesión, David se sintió un poco culpable por venir sin permiso hasta la ciudad para investigar por sí mismo su caso. Los respetaba de corazón y sabía que estaba excediéndose al ignorar los protocolos, pero recordando la urgencia que tenía no podía simplemente quedarse esperando en su silla a un océano de distancia.

David llegó una noche a Los Santos arrastrando sólo una maleta y una mochila. Planeaba quedarse bastante tiempo —básicamente lo que durara su investigación—, pero le dio demasiado reparo empacar mucho y, como encima muy apenas avisó que se marcharía un tiempo mientras se concretaban los trámites de traslado del caso, no quiso ser evidente levantando sospechas sobre el posible destino de sus "vacaciones".

Cruzando la terminal luego del aterrizaje, se embarcó en su aventura hacia lo desconocido: Apenas sabía algo de la ciudad, así que consiguió un par de folletos y un mapa en el aeropuerto. Lo primero que buscó al salir fue una renta de vehículo y se pilló un sedán estándar que le quedó corto a la semana. También ocupó rápidamente una habitación de hotel provisional, que se apresuró a cambiar por un departamento pequeño y cómodo un poco lejos del centro de la ciudad.

A diferencia de Londres, en Los Santos no llovía tanto. El calor de media tarde le costó un poco al principio, pero la sensación del sol era demasiado cautivadora como para que le importara sudar a alguien aburrido de ver el cielo siempre gris. Estaba cansado de las lluvias constantes y la humedad; fue bastante cómodo para cuando se dirigió a los puertos a conseguir información sin que el mar lo golpeara a la cara con chubascos.

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⏰ Última actualización: Aug 27, 2023 ⏰

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