CAPÍTULO 11

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LUCCA ANDREOTTI

Cuando esas palabras escaparon de su boca, una sonrisa se extendió en mi rostro; ¡Ella me extrañó! Saberlo de alguna forma me reconfortaba y me ayudaba a recuperar esa esperanza que estaba perdiendo; ella me extrañó de la misma forma que yo lo hice y ahora sabía que tenía una oportunidad de arreglar las cosas para recuperarla.

-        Que no se te suba a la cabeza – dijo y solo continué sonriendo

-        Vuelve a decirlo – pedí y rodó los ojos

-        Olvídalo

-        Siempre tan linda

-        Que gran comentario

-        Alexa... - dije acercándome un poco

-        ¿Qué? – preguntó poniéndose a la defensiva

-        Eres adorable

Sus mejillas se tornaron de un bonito color rojo y eso solo consiguió aumentar mi sonrisa; me encantaba verla y tener ese efecto en ella, era sin duda la mejor imagen que podían ver mis ojos.

En estos cinco años no volví a sentir lo que sentía cuando la tenía frente a mí y aunque me esforcé por convencerme de que la vida estaba bien, así como estaba, honestamente ahora me daba cuenta de lo vacía que era mi vida sin Alexa en ella.

Era cierto que tenía a mis padres, tenía amigos y un trabajo que ocupaba la mayor parte de mi tiempo, pero en estos años olvidé lo que se sentía esa calidez que te llenaba el pecho y te sacaba una sonrisa; olvidé lo que se sentía sentirse pleno y feliz, olvidé muchas cosas hasta que volví a verla.

-        ¿Hablaremos del acuerdo en algún momento? – preguntó comiendo otro bocado de su helado

-        No es mi tema favorito de conversación

-        Lucca, dijiste que trabajaríamos – insistió

-        Lo haremos

-        ¿En un tiempo cercano? – cuestionó y volví a sonreír - ¡Lucca!

-        ¿Qué quieres cambiar del acuerdo? – pregunté y suspiró

Alexa me miró con duda, pero comenzó a hablar sobre los diferentes puntos del acuerdo y aunque al principio le puse atención a sus palabras, no tardé en perderme en sus ojos y en mis pensamientos.

Era preciosa y por más que intentaba verse dura, se veía tan dulce como recordaba, aunque de cierta forma extrañaba esos rizos dorados que solía tener; estaba tan embelesado que dejé de prestar atención a lo que ella decía y cuando lo notó, su expresión se volvió fría haciéndome reaccionar.

-        ¡Ni siquiera me estás escuchando!

-        Claro que sí

-        ¡¿Qué dije?!

-        Algo de los negocios en España – respondí y me fulminó con la mirada

-        ¡Dije eso hace una eternidad!

-        Bueno... - dije sonriendo con inocencia y eso la enfadó aun más

-        ¡Me voy! – exclamó furiosa

Dejé dinero suficiente sobre la mesa y fui tras Alexa que salía enojada de la cafetería; en mi experiencia sabía que no era seguro detenerla, pero mientras la perseguía me vino a la mente un recuerdo que sin duda podía usar a mi favor; así que apresuré mi paso y la tomé por el brazo obligándola a detenerse.

IMPERIOWhere stories live. Discover now