EPÍLOGO

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TRES AÑOS DESPUÉS

La vida era hermosa y un tanto caótica, sin embargo... la vida necesita algo de caos para ser asombrosa; en estos tres años Lucca y yo tuvimos que enfrentar muchos retos, tuvimos que esforzarnos mucho para unir las empresas y ahora existía el gran conglomerado Pemberton Andreotti, el cual tenía una importancia mundial y ahora manejábamos una gran cantidad de sedes las cuales tenían una inmensa cantidad de proyectos por año.

En cuanto a nuestra vida privada, las cosas también cambiaron mucho, en especial desde la llegada de los niños que resultaron ser todo un terremoto; nuestros dos pequeños eran preciosos y físicamente se parecían mucho a mí, con su cabello rubio y sus ojos verdes que te dejaban sin palabras, pero su personalidad era por completo la de Lucca lo cual era todo un desastre, en especial cuando su padre tenía que cuidarlos.

Alissa era exactamente como describía su nombre, un rayo de luz con una nobleza increíble, mientras que Harry era dulce, generoso y sumamente carismático; ambos se parecían mucho y en cuanto los conocías quedabas completamente absorto en sus hermosas sonrisas, pero no eran nada tranquilos, al contrario, eran tan traviesos que incluso los expulsaron de una guardería y cada día era un reto tratar con ellos.

Por otro lado, estaba Daphne; nuestra pequeña princesa que seguía siendo un ejemplo a seguir y que siempre conseguía sorprendernos; a sus ocho años Daphne ya asistía a la escuela y era la primera de la clase, además su francés era bastante fluido, al igual que su italiano y su talento para la música era tan increíble como su habilidad para la equitación.

Daphne se comportaba con gracia y amabilidad; asistía con nosotros a cada gala benéfica y se interesaba mucho por las labores sociales que realizaban las fundaciones que patrocinábamos; además, siempre se esforzaba por dar una buena impresión y aunque era muy pequeña, los medios siempre decían que era una digna heredera de dos grandes imperios.

-        Lucca, ¿Y los niños? – pregunté viéndolo entrar al estudio con el pánico reflejado en su rostro

-        Te juro que estaban conmigo arriba y luego se esfumaron

-        ¿Otra vez? – cuestioné con algo de diversión

-        Esos dos están fuera de control, principessa; ni siquiera me hacen caso – se quejó y reí en voz baja – No le veo la gracia – volvió a quejarse y sonreí

-        Tienen tres años, Lucca

-        ¡Exacto! ¡Y aun así son de temer! – exclamó frustrado y me levanté para ayudarlo

-        Bien, vamos a buscar a esos dos – dije tomando su mano para regresar escaleras arriba - ¡Alissa! ¡Harry! – grité en cuanto llegamos al segundo piso - ¡Niños! ¡Salgan de una vez! – exclamé endureciendo la voz y los dos traviesos pequeños salieron de una de las habitaciones corriendo hacia mí

-        No es justo, ¿Por qué te hacen caso a ti y no a mí?

-        Porque, si mamá se enoja, da miedo – explicó Harry llegando a mis brazos mientras Alissa hacia un puchero para que su padre la cargara

-        Van a volver loco a su padre – los regañé y ambos me miraron con inocencia

-        Estábamos jugando – murmuró Alissa con esa voz que usaba para conseguir lo que quería y Lucca no dudó en abrazarla cediendo ante su ternura

-        Y luego te quejas porque no te obedecen – dije frunciendo el ceño y me miró ofendido - ¿No iban a ir al parque? – pregunté y los ojos de los niños se iluminaron

-        ¡Sí! – gritó Harry emocionado

-        ¡Vamos al parque! – exclamó Alissa mirando fijamente a Lucca que solo sonrío

IMPERIOWhere stories live. Discover now